Por Leonardo Parrini
La intervención de la CIA en
el Ecuador denunciada hace algunas semanas por el Presidente Rafael Correa, en
relación a planes de desestabilización de la agencia norteamericana con el
propósito de impedir la reelección presidencial en la nación sudamericana,
trajo cola.
La Embajada de Ecuador
en Santiago de Chile anunció hace pocas horas la solicitud de asilo en
territorio ecuatoriano del ex policía chileno Fernando Ulloa. El agente de la Policía
Civil del país sureño que develó un supuesto plan de la CIA para asesinar al
presidente Rafael Correa, solicitó asilo político por temor de que su vida
corra peligro ante amenazas recibidas en los últimos días.
La denuncia del
Presidente Correa acerca del intento de la CIA de poner en marcha un plan
desestabilizador en Ecuador financiado con dineros del narcotráfico chileno, se
basó en denuncias del periodista chileno Patricio Mery, quien también estaría
considerando solicitar asilo en Ecuador, para lo cual pidió una entrevista con
el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño. “Pedí una reunión con el canciller de
Ecuador, Ricardo Patiño, para evaluar si yo también me asilo”, agregó Mery
desde el interior de la sede diplomática ecuatoriana en Santiago, para lo cual
aprovecharía la presencia de Patiño en la capital chilena en la Cumbre
Celac-UE.
Según diario El Comercio de
Quito “El periodista Mery agregó que las amenazas surgen por la denuncia que
hizo Ulloa a su medio, de que la CIA comanda en Chile una operación de
narcotráfico, para financiar el asesinato del presidente Rafael Correa, en
acuerdo con la Armada ecuatoriana”. El matutino quiteño señaló en su crónica
que “Mery recordó que el expediente policial del caso lo entregó el propio
Ulloa al hoy ministro de Defensa chileno, Rodrigo Hinzpeter, cuando este
ejercía como titular de Interior. La carpeta con la investigación fue entregada
por Hinzpeter a la Fiscalía, donde se perdió”. El Gobierno chileno, en tanto,
guarda silencio frente a los hechos denunciados.
Denuncia británica coincide con chilenos
En un artículo anterior
de LAPALABRABIERTA, Ecuador en la mira de la CIA, nuestra investigación pudo
establecer que las denuncias, tanto de Ulloa como de Mery, coinciden con una declaración
publicada en medio digital por el diplomático británico, Craig Murray.
El presidente Correa mencionó
al ex embajador británico en Uzbekistán, Craig Murray, quien destacó
anteriormente por sus denuncias contra el régimen de “carácter fascista” de
Uzbekistan, cuya “práctica generalizada de la tortura fue puesta en marcha por
la CIA y el M16, servicio secreto exterior británico, a través de la creación
de una red global de rapto, secuestro y tortura”.
Craig afirma en su blog que
los planes de la CIA para Ecuador se relacionan con el caso Julian Assange. El
propósito consiste en que “con Correa reemplazado por un presidente pro-EE.UU.,
el asilo de Assange será retirado (…) y Assange sería enviado inmediatamente a
Suecia”. Craig, afirma que en el gobierno norteamericano creyó que “el problema
Correa pasaría pronto, pero el Departamento de Estado ha sido sorprendido por
el regreso de Hugo Chávez. Al igual que Correa, altos diplomáticos
estadounidenses se habían convencido a sí mismos que Chávez iba a
perder. El furor por el regreso de Chávez ha dado lugar a una imposición
que el mismo error no se debe cometer en el Ecuador.”
Craig manifiesta que las
operaciones de la CIA en Ecuador son “menos perturbadoras que en Venezuela” y
escribe en su blog: “Me entero de que el presupuesto de los EE.UU., utilizando
en su mayoría fondos del Pentágono, dedicado a influir en la elección
ecuatoriana es $ 87 millones. Estos están destinados para la oposición y se
utilizarán para financiar, sobornar o chantajear a los medios de comunicación y
funcionarios. Contaremos con una serie de escándalos mediáticos y
picaduras de corrupción contra el gobierno de Correa en las próximas semanas”.
A pocos días de las elecciones
presidenciales ecuatorianas del 17 de febrero, este caso preocupa y ocupa la
atención nacional. La campaña electoral del Ecuador no debe verse inmiscuida
por organizaciones foráneas con oscuros fines de desestabilizar e interrumpir
la convivencia política de un país que ha mostrado una férrea voluntad de
cambio democrático, proceso que debe seguir su curso histórico amparado en la
voluntad exclusiva de los ecuatorianos.
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