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domingo, 29 de noviembre de 2015

COP 21: ÚLTIMO GRITO PLANETARIO

Por Leonardo Parrini

El planeta se da una última oportunidad en París. La Conferencia Mundial COP 21 sobre Cambio Climático -convocada por la Naciones Unidas a partir del 30 de noviembre-, busca alcanzar acuerdos vinculantes entre 150 naciones, que obliguen a las potencias más contaminantes a reducir la emisión de gases que provocan el calentamiento global. La cita de París es estratégica para el destino de la Humanidad, porque tiene el objetivo de exigir medidas que “impidan transformaciones irreversibles, como grandes sequías o la elevación del nivel de los océanos, que según los estudios de referencia ocurrirán inevitablemente a lo largo de este siglo”, si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan a su nivel actual.

Protejamos la casa común, es el último grito planetario que se escucha en las calles de la capital francesa. Y no es puro simbolismo el hecho de que ese clamor se escuche en el escenario de los atentados del 13 de noviembre, en varios sitios públicos de París. La cita moviliza al mundo entero por “un clima de paz”, que permita alcanzar un ambiente de distención política y consenso ecológico que genere una nueva atmósfera de entendimiento entre los pueblos. El urgente desafío ambiental concita la presencia de más de un centenar de líderes mundiales, impelidos por el grado de responsabilidad que les compromete frente a la futura convivencia planetaria, intención que cuenta con la voluntad de 183 países que han expresado su compromiso de reducir gases con efecto invernadero.

La comunidad científica ha declarado la alerta mundial: si el planeta sufre un aumento de su temperatura media en más de 2C hasta el 2100, -respecto de la era preindustrial-, los efectos serán irreversibles. El reto consiste en no sobrepasar ese límite; en ese sentido, es vital fijar compromisos de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2), acabar con la dependencia de los combustibles fósiles y desarrollar acciones de colaboración mutua entre los países para detener el calentamiento global. Ese es el fin último de la COP 21 en París.

Justicia climática

Ecuador asiste a la COP 21 en París con una delegación encabezada por el Primer Mandatario, Rafael Correa, en calidad de Jefe de Estado y Presidente Protempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). El país sudamericano que ostenta la Constitución más conservacionista del mundo, en términos de reconocer los derechos de la naturaleza, fija una contundente y clara posición en la cita de París: justicia climática. Este principio se fundamenta en la existencia de desigualdades provocadas por la pobreza, en tanto resultado de la mala distribución de la riqueza planetaria. A su vez, la concentración de la riqueza en pocas manos, es un fenómeno inherente a los países, más consumidores y, por tanto, los más contaminantes del planeta. Los países ricos mantienen una deuda ecológica con los países pobres que debe ser zanjada. Ecuador propone en la COP 21, la creación de una Corte Internacional de Justicia Ambiental que responda a la necesidad de establecer la justicia climática necesaria para la armónica convivencia de las naciones.

Al mismo tiempo, nuestro país se pronunciará por establecer el compromiso internacional de reducir la emisión de gases de efecto invernadero, en un 40% hasta el 2030 y en un 60% hasta el 2040. Este acuerdo amerita tener carácter vinculante para las partes que deberán, obligatoriamente, cumplir el compromiso adquirido en París de reducir la emisión de gases. Ecuador se pronunciará también por un nuevo tratado para gestionar el conocimiento, compensando a los países que generan dicho conocimiento, sin privatizarlo. De igual modo, las emisiones netas evitadas se refieren a que los países en vías de desarrollo que provean servicios ambientales deberán ser compensados por éstos.

El cambio climático involucra intereses geopolíticos globales, por tanto un acuerdo de reducción de emisiones de gases afecta a determinados países, cuya economía depende de  industrias movidas por combustibles fósiles. No obstante, la posición ecuatoriana insiste que aquellas naciones que tienen una responsabilidad mayor sobre el problema, tengan una acción también mayor sobre la solución. En términos de los recursos necesarios para sostener un fondo verde climático, que requiere de $ 100.000 millones de dólares anuales hasta el 2020, Ecuador propuso gravar con una tasa del 3% al 5% el barril de petróleo, lo que permitirá generar de 30 mil a 50 mil millones de dólares por año. 

El mundo enfrenta la más severa crisis climática de su historia. En torno a esta situación existen varios elementos por considerar: energía, geopolítica, bloques emergentes, un mundo multipolar. Esto sugiere soluciones que implican un diálogo multilateral para resolver las controversias. En este sentido, la COP 21 en París hace oír un último grito planetario por alcanzar paz y seguridad, desarrollo sostenible y derechos humanos, componentes que atraviesan el candente tema del cambio climático.

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