Por Leonardo
Parrini
El deporte, la política
y el amor tienen algo en común como vertientes de una misma pasión. El ímpetu
de hacer emerger lo bueno y lo malo de un ser humano, lo grande y lo pequeño de
un pueblo. Y provocar distintas heridas. Motivar diversas alegrías. Sumirnos en
discordantes duelos. Los griegos, habían descubierto el leiv motiv unificador
de estas tres gestas humanas y por eso su mitología está tan pletórica de héroes.
Seres mitológicos que vencieron la voluntad de los dioses, para torcer el
destino y cumplir un sino de gloria o de tragedia. Pero en la vida cotidiana también
emergen héroes que vencen el derrotero vital y se consagran, con y sin la voluntad
de dioses vencidos.
Ayer mientras
miraba en el televisor la final de la Copa América de futbol, jugada en el
Estadio Nacional de Santiago de Chile, evoqué una historia de héroes. El mítico
escenario deportivo de la capital chilena, inaugurado en 1938, otrora fue un
campo de concentración donde padecieron cárcel, tortura y muerte los presos políticos
de la dictadura militar de Pinochet. Luego del golpe de Estado del 11 de
septiembre de 1973 que acabó con el Gobierno revolucionario de Salvador Allende,
la primera medida represiva del dictador fue abrir las instalaciones del
Estadio Nacional como campo de concentración. En el recinto con capacidad para
80 mil personas, pasaron como detenidos más de 40 mil hombres y mujeres, sin
ninguna garantía legal o política. Encapuchados se paseaban entre los prisioneros
delatando a los militantes de partidos de izquierdas que eran torturados por
los militares y luego fusilados. Fueron los héroes que sucumbieron por la liberación
de la Patria de Neruda.
La historia cambia.
Un día de marzo de 1990 la democracia retornó a Chile y la memoria registró al
Estadio Nacional como uno de los sitios más denigrantes de la geografía del país.
En la medida de que Chile recuperaba y consolidaba su convivencia democrática,
el Estadio Nacional volvió a abrir sus puertas a la vida y fue escenario de
gestas deportivas como la Copa América Chile 2015. Un certamen que tuvo héroes
que dejaron su arrojo en la cancha en una batalla por la gloria deportiva
continental. Ambos planteles integrados por futbolistas de elite mundial
jugaron con la pasión que reclama el futbol. Y en el césped verde, con un marco
de miles de banderas del tricolor chileno, matizado por espacios de emblemas albicelestes.
La tarde fue de gloria, fue un canto a la vida.
Allí estaba
Lionel Messi, el rey sin corona, que ha tenido que resignar que la escuadra argentina
pase veinte años sin coronarse campeón en seis finales perdidas, entre las que
destacan la Copa Rey Fahd 1985, Copa América 2004 y 2007, Copa Confederaciones 2005 y ayer la Copa América
2015. El crack argentino lloró su derrota frente a Chile. El Obelisco, sitio de
festejos deportivos en Buenos Aires, ayer era un espacio desierto. Las banderas
albicelestes fueron replegadas y los pitos y bocinas guardaron un triste
silencio en la capital bonaerense.
En contraste,
los héroes de la roja liderados por el arquero Claudio Bravo que atajó un tiro
de penal de Ever Banega, desequilibrando el marcador a favor de Chile, y Alexis
Sánchez que convirtió el gol de la victoria 4x1 de penal, serán recordados como
los dioses del Olimpo. La Plaza Italia, lugar donde los chilenos festejan los
triunfos deportivos fue el escenario de la fiesta popular por haber conseguido
el campeonato de la Copa America 2015. Había sido una jornada de héroes
deportivos emergidos de las barridas de Santiago y de otras ciudades del país
que se convirtieron en estrellas del futbol mundial.
La vida suele
reunir en una misma pasión a la política, el deporte y el amor. El joven de
origen humilde y vocero de la lucha mapuche, el centro campista de Colo Colo y seleccionado nacional Jean Beausejour, tuvo un
instante de evocación para los detenidos
y caídos en el Estadio Nacional de Chile. El célebre futbolista de la tricolor resumió
el momento histórico de la sede deportiva con una frase que hace justicia a
esta historia de héroes: "En un
lugar donde hubo tanta tristeza y muerte, hoy le dimos una alegría enorme a
Chile".
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