Por Leonardo
Parrini
La política es
el arte de hacer que las cosas sucedan. Cuando una política pública promueve la
omisión por sobre la acción, acusa por anticipado una merma en el grado de su influencia.
Esta parece ser la falencia de las políticas relacionadas con la ex Estrategia
Nacional Intersectorial de Prevención de Embarazo Adolescente y de Planificación
Familiar (Enipla). La política de este instrumento estatal se enfrentó a un
problema de salud pública no resuelto: el embarazo adolescente en el Ecuador se
incrementó en un 74%, uno de los más altos de la región sudamericana. El tema
no es preocupante desde un punto de vista moral, sino práctico, porque supone
un impacto en la calidad de vida de la madre-niña que afecta “catastróficamente
sus proyectos de vida, la mantiene en situación de pobreza, retarda su
escolarización y acceso al mundo laboral”, según la analista Mónica Mancera
Acosta.
La problemática del
embarazo adolescente en Ecuador había sido abordada con algunas acciones de resultados
insuficientes. Campañas de educación sexual, métodos anticonceptivos y
planificación familiar que han mostrado ser ineficaces a la hora de canalizar la
actitud y actividad sexual de los adolescentes. Esta realidad fue heredada de
un pasado conservador que abordó el tema con prejuicios, más no con sabiduría. Fruto
de un sistema político, cuyas estadísticas en materia reproductiva, se salieron
del control de las autoridades.
Hoy el manejo de
estrategias de la cultura sexual adolescente está en manos de una nueva figura
política: Plan Familia Ecuador, que reemplaza por decreto presidencial a la
desaparecida Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y
Prevención de Embarazos en Adolescentes (Enipla). Dicha estrategia, según el
Presidente Correa, “no cumplió con el objetivo de reducir los embarazos en
adolescentes". Las políticas públicas de la ex Enipla, se resumen en algunas acciones
que han sido cuestionadas por no constituir una respuesta a la altura de las
circunstancias: sacar de circulación los materiales educativos que hacen
referencia al placer por considerárselos hedonistas. Estimar que las relaciones
sexuales, en diversas formas, son un peligro y no un derecho humano de los
adolescentes. Entre otras medidas satanizadas está el uso de anticonceptivos
por considerárselos métodos inseguros e irresponsables. Soslayar, olímpicamente,
a los grupos adolescentes homosexuales, lesbianas, bisexuales y travestis, de los
planes de educación sexual, por considerar que su conducta sexual no se la debe
exponer como natural o normal cuando corresponda a una diferente identidad de género
respecto de su sexo biológico.
Según las
estadísticas oficiales entre 2010 y 2014, el embarazo de mujeres entre 15 y 19
años disminuyó del 60,61% al 56,08%. Sin embargo, los embarazos en adolescentes
entre 10 y 14 años subieron en ese período de 1,98% a 2,16%. Como paliativo el
mandatario ordenó una nueva estrategia consistente en la abstinencia sexual de
los adolescentes como alternativa para prevenir los embarazos. La medida
tendría un tenor orientador de no ser porque está cargada de un moralismo a todas
luces reñido con una visión científica del tema que, en lugar de prejuzgar, ayude
a orientar y planificar la conducta sexual adolescente. Correa esgrimió el argumento
de que la anterior estrategia del Enipla promovió el “hedonismo más puro y más
vacío: el placer por el placer” y provocó que los adolescentes, en lugar de
acudir donde sus padres para hablar sobre sexualidad, fueran a los centros de
salud para buscar información y métodos anticonceptivos”. Resulta, por decir lo
menos, cuestionable que el mandatario sancione una medida de control natal arguyendo
de que se la practica en busca de placer. ¿Qué es sino la sexualidad, una opción
de plenitud física y espiritual del ser humano? La
sexualidad -segun expertos- es fuente de comunicación y se manifiesta principalmente en
tres áreas: biológica o genital; erótica relacionada con la búsqueda de placer; y moral, expresada en valores o normas
aceptados. ¿Por qué se considera oficialmente
el placer como una condición reñida con las buenas las costumbres? Esta postura,
simple y llanamente, encaja en las más recalcitrantes y retrogradas concepciones
fundamentalistas religiosas que consideran al cuerpo humano como un signo del mal
y a las prácticas sexuales como un pecado.
La nueva estrategia
del Plan Familiar Ecuador promovida por el Estado y regentada por la funcionaria
Mónica Hernández, ex responsable de Enipla, según la propuesta presidencial, estaría
basada “en valores” que brinden “educación y asesoría en afectividad y
sexualidad tomando como punto de partida a la familia y el desarrollo de todas
las dimensiones de la persona”. El plan pretende influir en 1,2 millones de
adolescentes en el país (el 74% del total) y 1,7 millones de niños (el 71% del
total), además de crear una "escuela para padres" que llegará a 840 mil familias, el 20% del total del pais.
La
parte embarazosa del tema
La abstinencia sexual
es una propuesta que ha demostrado su fracaso en otras latitudes por estar de
espaldas a la vida. El “anacronismo científico, social y político”, de promover la abstinencia sexual, encuentra
raíces en una postura que refleja incomprensión acerca del comportamiento
juvenil, sus motivaciones afectivas y conductas sexuales. Prohibir nunca ha
sido mejor que proponer. En la práctica la nueva política deberá dar respuesta
adecuada a una realidad insoslayable: 17 de cada cien adolescentes entre 15 y
19 años es madre en el Ecuador, país que ocupa el segundo lugar entre los
países andinos con un mayor índice de embarazos adolescentes. A ello se suma un riesgo mayor de muerte entre
las adolescentes, así lo confirman las cifras: las niñas de 15 a 19 años tienen
hasta un 28% más de posibilidades de riesgo de morir en el embarazo. Habrá que esperar que en la
práctica la nueva estrategia de la abstinencia sexual entre los adolescentes de
sus frutos. Ante la duda, me abstengo.
No deja de ser contradictorio que el
Presidente Rafael Correa, que ha demostrado ser un transformador en varios
otros aspectos de la vida nacional, se refugie en los sectores más
conservadores de la sociedad para implementar la política pública sobre salud
reproductiva de las adolescentes. El derecho de los jóvenes, en edad de
pubertad, a una vida sexual sana no debe confundirse con el hedonismo a ultranza,
y a éste con el pecado capital de la sociedad. El Estado está llamado a
regentar políticas con sentido fáctico para el conjunto social, sin distingos
de credos ni de ideologías. En tal sentido, está obligado a representar a todas
las concepciones sobre temas atingentes a la sociedad. El Estado gobierna para
todos, no desde una trinchera en particular, en este caso conservadora. Esto es
un síntoma antidemocrático, por más tentadora que parezca la idea de mantenerse
en los márgenes cómodos de lo políticamente
correcto. Aquello redunda en demagogia y falta de liderazgo. Dos
ingredientes explosivos a la hora de solicitar los apoyos populares.
No conozco a nadie que se haya muerto por no tener relaciones sexuales.
ResponderEliminarTenemos derecho a una vida sexual plena y sana,Educarnos, educar e informarnos es una responsabilidad!
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