Por
Leonardo Parrini
Cuando una voz calla, por autodeterminación o
por presión, no es motivo de alegrarse. Quienes creemos en la palabra
lamentamos el cierre de la versión impresa del periódico quiteño HOY. No
obstante, se puede calificar como un acto de auto censura la determinación de
sus dueños, quienes manifiestan que “la gradual pérdida de
las libertades y limitación de las garantías constitucionales que sufre el
Ecuador, la autocensura que impone la vigencia de la Ley de Comunicación, los
ataques reiterados directos e indirectos a la prensa que no controla el
Gobierno, han generado, desde hace más de siete años, un escenario totalmente
adverso para el desarrollo de un diario plural, libre, independiente, abierto a
las distintas corrientes de opinión”.
La explicación
se convierte en declaración de guerra, en el marco de la beligerante relación
existente entre la prensa y el régimen de Rafael Correa. Luego de 32 años los
directivos del HOY deciden sacar del aire al matutino aludiendo a que “esta
transformación ubica al Diario en el camino por donde empiezan a transitar
todos los medios escritos en el planeta, hacia el mundo de interacción con los
lectores, a través de las innovaciones tecnológicas y las redes sociales, la
inmediatez del mensaje informativo y el análisis, la oportunidad y profundidad
con que puede entregarse la opinión”. Esta puntualización atenúa el tono político
de la declaración anterior y pone en el marco de la realidad los verdaderos
motivos del cierre.
En
párrafos sucesivos la declaración señala que se mantendrá la versión on line
renovada, y que “con la herramienta digital, podrá volver a utilizar las
capacidades de investigación y análisis libre, que sustentan al periodismo
honesto en una democracia”. Sinceramente
aspiramos a que así sea. Que no se calle la voz de un sector disidente
de ecuatorianos que, con tono opositor, ponen la necesaria cuota de diversidad
informativa y contraste de fuentes que tanto falta le hace al periodismo
ecuatoriano.
No
resulta fácil despojarse de las envestiduras políticas a la hora de empuñar una
pluma, lo entendemos. Pero los directivos del HOY, tanto como sus colaboradores,
tienen claro que hacer periodismo es transitar un andarivel distinto al de un
actor político que, con todo derecho, tiene la prerrogativa de la libre expresión.
Las voces disidentes siempre serán necesarias como una forma de profundizar la
democracia, como otra expresión de la convivencia plural y diversa que son el
signo de las sociedades post modernas.
Ahora,
de directivos, redactores, reporteros y colaboradores del HOY dependerá que se
cumpla una promesa que se desliza entre líneas: mantener el “servicio honesto,
transparente, directo y frontal de Diario HOY”. Esa actitud deberá prevalecer
por sobre los ánimos de beligerancia motivados por el “repudio a imposiciones, dictaduras y
autoritarismos y de defensa de la democracia y las libertades”,
para dar paso en la práctica a un periodismo también responsable, propositivo,
diverso y plural.
Si fueron razones políticas o económicas las
que motivaron el cierre de la versión impresa, es de
esperar que la versión on line del periódico quiteño haga realidad esa “firme filosofía
de servicio al país”, que proclaman los directivos del HOY. En tanto, condición
indispensable de aquello, será participar en el libre juego de ideas imperante en
el país, desde una mirada crítica, pero positiva, libre de alusiones
particulares para ir a un debate nacional serio y orientador de la opinión pública.
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