Por Leonardo Parrini
La muerte del actor
norteamericano Philip Seymour Hoffman, encontrado sin vida con una aguja en su
brazo y varios paquetes de heroína con el logo de un 'As de pica' (As de
corazón negro), deja al descubierto el lado oscuro de la sociedad cinematográfica
norteamericana. El actor norteamericano se inyectó “una mezcla de heroína pero
que además contiene fentanilo (un fármaco entre 75 y 125 veces más potente que
la morfina)”.
Según informes del
sitio Radar online, Philip Seymour Hoffman gastaba USD 10.000 mensuales en
heroína, y con anterioridad ya había sido sometido a terapias antidrogas en
sitios de rehabilitación. En el transcurso de este año la policía norteamericana
reportó la muerte de 22 personas por injerir sobredosis de heroína y fentanilo.
Las drogas duras
son el pan de cada día entre la comunidad cinematográfica de Hollywood, un
largo historial de adictos así lo confirma. Detrás del glamour se descubre un
aspecto poco conocido del mundo del cine norteamericano, el drama de actores y actrices
que desembocan en el consumo de drogas para paliar la crisis existencial de sus
vidas, con carreras truncadas, según observadores. Al parecer ese es el caso de
Philip Seymour Hoffman, de 46 años, no obstante su anterior éxito cinematográfico.
¿Ángeles caídos o drogadictos consuetudinarios?
La muerte más célebre
del cine norteamericano por efecto de drogas es, sin duda, la de Marilyn
Monroe, encontrada sin vida a sus 36 años, en noviembre de 1962. Aun cuando su
muerte sigue rodeada de misterio, no era un secreto su habitual consumo de barbitúricos,
la droga de moda de ese entonces. La diosa del cine habría muerto por una dosis
letal de tranquilizantes.
Según repotes de prensa "en 1966, el mundo del cine perdió a otra de sus grandes estrellas, con el fallecimiento de Montgomery Clift por un ataque al corazón provocado por el uso excesivo de alcohol y narcóticos. La misma suerte corrió Judy Garland, que fue encontrada muerta en el lavabo de su casa tras ingerir una gran cantidad de somníferos en 1969". En la década de los años 80, John Belushi, actor y cantante componente del dúo The Blues Brothers, sucumbió en 1982 a una sobredosis de heroína y cocaína.
En el mes de
enero del 2008 Heath Ledger actor australiano de 28 años de edad murió por
sobredosis de antidepresivos que los habría combinado erróneamente. Ledger llegó
a recibir un Oscar póstumo por su actuación en The Dark Knight. En otra ocasión una sobredosis
acabo con la vida de River Phoenix, actor en My Private Idaho.
El glamoroso mundo de cine hollywoodense esconde
entre bambalinas la historia de celebridades que cayeron presa del consumo de drogas
y que hoy se baten en dura lucha contra la adicción. Tal es el caso de Drew
Barrymore, la niña de "ET", confesó que ser niña prodigio le
convirtió en “adicta a las drogas, pero la actriz de 38 años ha conseguido
enderezar su vida y mantiene una discreta carrera en Hollywood, donde suele
trabajar sobre todo en comedias”.
Robin Williams
(62 años), el amable psicólogo de Good
Will Hunting fue alcohólico y adicto
a la cocaína. Luego de algunos años de recuperación recayó en el consumo en
2003, para luego volver a recuperarse en sesiones Alcohólicos Anónimos en la actualidad. La
actriz Wynona Ryder de 42 años, fue una estrella sorprendida, en el 2001,
robando en una tienda de almacenes, luego fue formalmente acusada de posesión de
drogas medicinales y robo.
Y en el plano de
éxito de Iron Man su protagonista
Robert
Downey Jr., logró zafarse del consumo de estupefacientes, tras años de ocupar
las páginas de los periódicos por escándalos bajo efecto de las drogas. Downey
de 48 años incluso estuvo en la cárcel por su adicción, pero su resurgimiento
del mundo de las drogas lo mantiene vivo luego de confesar que a los ocho años
ya era adicto al alcohol.
La muerte de las celebridades del, aparentemente,
idílico mundo del cine estadounidense hace suponer que no todo lo que brilla es
oro, también puede ser el destello de la vida truncada por la ansiedad de una
sociedad deshumanizada en un oscuro paraíso de la droga.
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