Por Leonardo Parrini
El otro día leí en el muro del
Facebook un post que decía, literalmente: resumiendo
las últimas noticias, el Chucho Guevara anduvo borracho en el Yasuní. Claro
que era un chiste de un adicto a las redes sociales que con un buen sentido de
humor, ironizaba sobre la fanesca
informativa que nos ha puesto de menú la prensa en estos últimos días. De
refilón, digo, fanesca es un plato típico
ecuatoriano -delicioso por lo demás- que incluye doce granos y pescado bacalao;
y que, cuando alguien quiere referirse a una mezcolanza, habla de fanesca.
Una innegable fanesca
informativa ha saturado las pantallas, las páginas de los periódicos y las
notas radiales, estos días en el Ecuador; al punto de que nuestro amigo en redes
sociales ha compendiado la graciosa síntesis de que el Chucho Guevara anduvo borracho en el Yasuní. La síntesis está
compuesta de tres noticias que elevan el rating televisivo, aumentan las ventas
de los periódicos y mueven las posiciones del ranking radial. La muerte súbita del
Chucho Benítez, ídolo deportivo y seleccionado de fútbol ecuatoriano; la decisión
presidencial de explotar el petróleo del biodiverso Yasuní y la mediática
bronca entre el Presidente Correa y el cantautor ecuatoriano Jaime Guevara.
¿Qué tienen en común estos
tres hechos, para que nuestro amigo del Facebook los haya confundido en su sarcástica
síntesis? Nada, excepto haber saturado el espectro informativo de manera asfixiante.
En el primer caso, Chucho Benítez se convirtió en héroe nacional en una
cobertura que no escatimó el mínimo detalle morboso, por sobre cualquier circunstancia
vital rebasada por su muerte prematura, luego de que la prensa deportiva especializada lo vapuleaba cada
vez que fallaba un gol.
En el segundo hecho, al unísono
coral los medios rasgaron vestiduras por “la defensa del Yasuní”, orquestando
una campaña que busca el desprestigio del Estado ecuatoriano, ante la decisión de
explotar el petróleo que subyace en ese sector del país; mientras que los países
fabricantes de aerosoles contaminantes no cumplieron acuerdos internacionales
de pagar su deuda planetaria, compensando a países como Ecuador que renuncian a
una actividad industrial que emite gases tóxicos a la atmósfera. Y, mutis por el foro, nadie dice nada.
Y el tercer hecho mediático,
se refiere al altercado lamentable que enfrentó al Presidente Rafael Correa con el cantor popular Jaime Guevara, cuando
mutuamente intercambiaron epítetos, borracho, drogadicto, rafachet y otras perlas,
en consecuencia que ambos tienen en común su vocación social y política
progresista. Los medios informativos, acto seguido, -y en contra del Presidente-
solidarizaron con Guevara, quien no requiere de la defensa de una prensa
proselitista, alineada históricamente con todo aquello que el cantor de contrabando combate y denuncia en sus rebeldes
canciones. Pero el media bussines funciona
así, y no de otra manera.
No es chiste, ni motivo de
orgullo para la prensa ecuatoriana que sus públicos ensamblen tres hechos noticiosos
en un satírico mensaje de forma indiscriminada, aunque sea por broma. No, ciertamente.
Porque de niños nos enseñaron que aquello que publican los diarios son verdades indiscutibles
y, que por indiscutibles, los diarios son creíbles. Porque en la universidad
aprendimos que la prensa informa, educa y entretiene,
objetivamente. Porque la prensa es el cuarto
poder del Estado y esto no es una metáfora, sino la más alarmante
realidad. Porque todos los días y todos
los días los diarios publicaban porquerías,
como dice Piero. Porque la vida, para tranquilidad de muchos, no empieza ni
termina en las mesas de redacción de los medios mercantilistas. Porque lo que
vale no se compra con dinero. Ni las grandes causas pueden ser motivo de
permanentes campañas de marketing político-mediático, porque el ser humano también
actúa por convicción y desinteresada generosidad. Porque es sospechoso -por
decir lo menos –que todos los medios coincidan en tratar a sus públicos como
borregos, cuando no lo somos. Porque el linchamiento mediático -pese a la
rabieta de los académicos de la lengua- no es puro simbolismo. Porque cuando la
gente critica a la prensa está hablando en serio, y cuando la prensa critica al
gobierno, se pone más seria aun.
Por eso es tragicómico que nuestro amigo del
Facebook sintetice e ironice la saturación mediática en un país donde, para
bien de la verdad, el Chucho Guevara nunca
anduvo borracho en el Yasuní.
Muy bueno tus comentarios, espero con la misma crítica analices las noticias "públicas" que a mi punto de vista son de espacio netamente gubernamental y su trabajo de informar se ha transformado en una campaña continua, como ves no hay mundo perfecto.
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