Por Leonardo Parrini
Desde épocas remotas el recaudador de impuestos ha sido un
personaje odiado, inoportuno y moralmente despreciable para moros y cristianos,
y también para aquellos que no lo son. Con poca popularidad los recaudadores se
disputan el odio personal y el rechazo social a su actividad, desde que las primeras leyes tributarias aparecieron en Egipto,
China y Mesopotamia. Sociedades cortesanas de faraones, emperadores y reyes que
se valían de funcionarios vistos como gente corrupta que explotaban al pueblo, para
recabar de los súbditos bienes materiales en especies, funciones laborales y
riqueza. Un ejemplo de recaudación colectiva es la construcción de la pirámide Keops,
en el año 2,500 A. C., cuya obra se terminó en veinte años con participación
de 100,000 personas que acarreaban materiales desde Etiopia.
En la antigua Roma, el César decidía
cuánto dinero quería recaudar de los territorios ocupados
por el Imperio. Una vez
fijada la cantidad vendían la concesión a una persona que pagaba por adelantado
el dinero al Imperio, cuyo negocio consistía en recaudar tanto como le fuera
posible. Ese era el caso en Jerusalem, donde
Cristo conoció a Mateo, el recaudador de impuestos que reclutó entre sus discípulos. Mateo,
el cobrador de tributos se convierte en Mateo el evangelista, el hombre que recababa
los bienes y la fe a su pueblo.
La lista negra
El Ecuador del siglo XXI tiene su recaudador-evangelizador, a la usanza de
Mateo: Carlos Marx Carrasco, Director del Servicio de Rentas Internas, SRI, no usa
varas ni lleva barba o túnicas blancas, sino que se vale de sofisticados software,
laptops, tablets, iphones y otros gadgets electrónicos, para registrar las contabilidades
al dedillo y establecer las listas de deudores morosos.
Recientemente, Carlos Marx C.,
acompañado de su propio séquito de discípulos-tributarios, presentó a la prensa los nombres de los cien grupos
económicos que más dinero adeudan al Estado por concepto de impuestos. Durante
la ceremonia mediática C.M. Carrasco, cual Mateo evangelizador del siglo XXI,
dijo muy solemnemente entre un enjambre de cables y micrófonos: "Seis años
he pasado en esto que yo mismo llamé evangelización tributaria, y no me
arrepiento". De qué se va a arrepentir, si en materia de tributos en tiempos
del SRI nadie se escapa; todo dato personal,
empresarial e institucional es debidamente comprobado en un cruce informático que
a los pinochos tributarios hace crecer la nariz y las multas considerablemente. No obstante
el monto de los últimos cinco años por impuestos impagos en el Ecuador asciende a $ 2.500 millones de dólares, según el SRI.
Carlos Marx, el ecuatoriano del
siglo XXI -igual que el Carlos Marx alemán del siglo XIX- tiene mucho que ver con el
capital y bienes materialistas que deben ser redistribuidos, conforme un sentido
de elemental equidad. Pero esa aspiración evangelizadora de Carlos Marx Carrasco todavía
está en veremos y hoy se ve obligado a publicar los nombres de aquellos que ponen la nota de
desequilibrio en la tributación de la revolución ciudadana. Y el Top Ten que
encabeza la lista de los cien mayores deudores al fisco dice: Grupo Andes
Petroleum (OCP, YPF Ecuador, Overseas Petroleum y otras empresas,) que adeuda
al Estado 813 millones noventa y siete mil seiscientos cuarenta y un dólares con
setenta y cuatro centavos. Le siguen en la nómina: Exportadora Bananera Noboa ($ 269 millones),
Banco Pichincha ($ 182 millones), Almacenes Juan Eljuri ($ 78 millones), Corporación El Rosado ($ 65 millones), Dinadec ($ 52 millones),
Reybanpac ($ 52 millones), Consorcio Nobis ($ 42 millones), Bonanza Fruit Company ($ 34 millones), Unibanco ($ 34 millones). Las deudas, según
el SRI, suman 1.900 millones de dólares.
Los nombres de los macro deudores
aparecen en una pantalla gigante emplazada en la sala de prensa para registro de los comunicadores, salvo un pequeño detalle: la cifra de “deuda firme” no es tal, sino apenas
de 44 millones de dólares debidamente consignados en la columna de la izquierda,
puesto que la cantidad de 1.900 millones ha sido impugnada por los grupos
deudores. Por eso es que Carlos Marx Carrasco, antes de que se acabe la rueda
de prensa, incita a los morosos a pagar, porque al SRI no se le escapa nadie,
ahora que “nuevos vientos soplan por la administración de justicia, al menos la
tributaria”. Acto seguido, el recaudador del SRI, -cual Mateo evangelizador-, pide
un acto de fe contable a los periodistas: que crean en la veracidad de sus
cifras. Los chicos de la prensa graban, filman, anotan, cogen sus equipos y se
van. En la mesa de redacción les asalta la primera inquietud: ¿por qué el evangelizador-recaudador
del SRI habrá publicado la lista a pocos días de las elecciones, y no antes? Vaya
uno a saber, como si fuera vidente: La fe es un acto ciego que hay que seguir, sagradamente,
al pie de la letra.
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