Foto PRENSA LATINA
Por Leonardo Parrini
La gira presidencial de Rafael
Correa por Europa está marcada por un hecho significativo: Latinoamérica y, en
particular Ecuador, tienen mucho que decir a los europeos acerca de cómo manejar
las crisis. “Somos expertos en crisis,
-dijo Correa en la Universidad Sorbona de Paris- porque hemos vivido muchas”.
Un auditorio atestado de
estudiantes y académicos franceses y latinoamericanos escuchó la conferencia magistral
de Rafael Correa en la que el Presidente ecuatoriano destacó que hay que liberarse
de los designios del capital para alcanzar
el progreso de los pueblos. Esta es una verdad de Perogrullo, pero dicha en ese
sitio emblemático por un mandatario latinoamericano a los europeos, es un hecho
inédito.
Hablando un fluido francés que
leía en un promter de cristal, Correa enfatizó que Ecuador es el país de “mayor
crecimiento en los últimos tiempos en América Latina” y llegó a mencionar “el milagro
ecuatoriano” en alusión a que es el país que con mayor rapidez sale de la
pobreza en el continente. De hecho el crecimiento de Ecuador, según el FMI, en
2013 es de 4.5% con un Producto Interno Bruto (PIB) que podría ubicarse en el
4.5% y, por tanto, el PIB nominal sería de aproximadamente US$ 90,000 millones. Mientras
tanto que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal),
hizo público el dato del crecimiento económico de América Latina y el Caribe, que
ascenderá a un 3,2% este año.
Corren buenos tiempos para
esta pequeña gran nación sudamericana, Ecuador, que con una política soberana, una
clara definición de futuro y una voluntad política a toda prueba, se enrumba en
un destino para otros incierto. No obstante, promisorio para quienes guardan la
esperanza de que las utopías sociales sean posibles con sentido de dignidad
nacional y superación de las viejas políticas entreguistas al capital
internacional.
La presencia de Rafael Correa
en Paris marca un hito en las relaciones de Latinoamérica con Europa, porque
invierte el orden de las tradiciones: ahora Europa es quien debe escucharnos y
sopesar nuestras decisiones soberanas. Ahora es el viejo continente que se
debate en una crisis estructural de sus sistemas económicos y políticos, quien
debe oír la voz del nuevo continente. Nuevo en el tiempo histórico y nuevo en
el sentido ideológico de pensar recio y sentir recio y reflexionar distinto a
las viejas fórmulas neoliberales que, precisamente, hoy hunden en la crisis a
su interlocutor europeo.
Es particularmente notable que
sea Ecuador, un país hasta hace poco de segundo orden en el concierto
latinoamericano, quien alce su voz serena, profunda y sabia para decirle al mundo
europeo que sí se puede ser digno, sin abandonar el progreso económico. Que si
se puede ser soberano, sin abandonar el desarrollo social. Que sí se puede
poner de pie ante el mundo, sin fatuos orgullos, con la convicción de que se
puede ser grande cuando se tiene conciencia de las limitaciones y de las posibilidades
y con un toque de audacia latina saberlas aprovechar.
Una voz en gutural francés se
dejó oír entre la multitud del auditorio de la Sorbona: Équateur, ¡trés bien! No
en vano los alemanes ya nos habían identificado como el nuevo jaguar de América. Comparación generosa.
Acaso no somos, ni más ni menos, que un altivo cóndor que hoy surca los cielos
latinoamericanos como símbolo de un territorio de justicia social y buen vivir. ¡Trés bien, Equateur!
Es hora de confiar! de crear, de innovar, y sobre todo de luchar! ese es el momento que vive Ecuador, y como ecuatoriano me siento muy contento de que este mensaje se reparta por el mundo... es hora de que todos los Ecuatorianos Luchemos por ideales comunes y que estos estén llenos de bienestar para toda la sociedad.
ResponderEliminarEcuador unido muy lejos llegaremos!!!
ResponderEliminarSencillamente un mandatario fuera de serie, claro en sus conceptos, con gran conocimiento de causa. Ha logrado agrupar a los ecuatorianos para trabajar en una sola orientación: el buen vivir para todos y todas
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