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martes, 9 de julio de 2013

LA TRAMOYA DEL ESPIONAJE: EMPRESARIOS TRAS LAS REDES


Por Leonardo Parrini

Las prácticas de espionaje por parte del gobierno de los EE.UU. ha echado por tierra una de las grandes ilusiones de este siglo: la aureola de democracia y libertad que se vivía en Internet, a través de las redes sociales. La apariencia de gratuidad e igualitarismo de estos espacios virtuales se desplomó como un inmenso tinglado puesto al servicio de los intereses geopolíticos de un gobierno que, sintiéndose dueño de la tecnología, ha retomado la guerra fría por la hegemonía mundial. Las populares e igualitarias redes sociales son –y lo fueron desde hace algún tiempo-, el terreno donde a río revuelto las agencias de inteligencia y espionaje pretenden controlar nuestra vida privada en busca de las andanzas de presuntos terroristas a escala mundial.

Según reporte de EFE, “La Agencia para la Seguridad Nacional (NSA) y el FBI de Estados Unidos han tenido acceso directo a los servidores de 9 de las mayores empresas de Internet, con sede en Estados Unidos, extrayendo videos, audio y fotografías que permitían "seguir" los movimientos de las personas y sus contactos, reveló un informe publicado por el diario estadounidense The Washington Post y el británico The Guardian”. En este tinglado político-cibernético de espionaje e inteligencia desinteligente, desnudado en su procaz realidad por Edward Snowden, hay un elemento que permanece en bajo perfil y se refiere a las empresas que operan detrás de las redes sociales, obligadas a entregar información confidencial de sus usuarios.

Se ha identificado el programa puesto en marcha por EE.UU., el poco transparente PRISM, que no hace honor a su nombre, y que hasta el 5 de abril tenía activos 117.675 objetivos de vigilancia en su base de datos, lo que permite identificar el sospechoso y acceder a todas las personas que se hayan contactado con él, en los EE.UU. o en el extranjero. Se conocen las operaciones de espionaje masivas en EE.UU., Europa y América Latina, a través de la orden del departamento de justicia norteamericano de exigir por ley a las empresas operadoras de Internet las bases de datos de sus millones y millones de usuarios en todo el mundo.

Con el argumento de “investigar robos” y delitos relacionados con desaparición de niños, Apple reveló que “las agencias de seguridad de los Estados Unidos le han solicitado los datos de cerca de 5.000 personas” en un fin de semana a mediados de junio. La orden proveniente de autoridades de EE.UU, relacionadas con “investigaciones de la seguridad nacional”, afectó a unos diez mil usuarios de Apple, compañía que dispone en sus registros los metadatos de 400 millones de usuarios de tarjetas de crédito en el mundo. Esa misma semana fueron requeridos a Google, Facebook y Microsoft, cincuenta mil órdenes de abrir datos cibernéticos privados. (10.000 usuarios de Facebook y 7.000 de Microsoft). También trascendió en publicación de New York Time que el gigante Yahoo, sostuvo y perdió una batalla legal en defensa de la privacidad de sus usuarios al ser obligado a dar  información de sus clientes. 

¿Quiénes financian el ciberespacio?

Siempre pareció demasiado idílico el hecho de que las redes sociales en el Internet, con sus enormes posibilidades informáticas y comunicacionales, sean un servicio gratuito para los usuarios. La pregunta es quién financia la web. La respuesta viene también a develar quiénes reciben órdenes del gobierno norteamericano de filtrar la información confidencial de sus usuarios.

En el espectro cibernético, según investigación del sitio Cinereverso, opera Google que cotiza en el Nasdaq y es propietaria entre otras empresas de Youtube y Motorola Mobility. Sus principales accionistas son Sergey Brin y Larry Page, entre los que se encuentra Eric Schmidt miembro del Club Bilderberg, fue el presidente y director general de Google hasta abril de 2011. Junto a ellos esta Ram Shriram, ex directivo de Netscape y de Amazon y los fondos de inversión de capital de riesgo FMR LLC, The Vanguard Group, Inc., State Street Corporation y otros.

En cuanto al poderoso Facebook creado por Mark Zuckerberg que hoy posee el 18.4% de esta compañía que recaudó 18 mil millones de dólares con su salida de la Bolsa, se sabe que dicha operación fue gestionada por Morgan Stanley, junto a JP Morgan y Goldman Sachs, banco implicado en la crisis financiera de Estados Unidos en 2008. Otro propietario y directivo de Facebook es Erskine Bowles, alto ejecutivo de la administración de Barack Obama, como presidente de la Comisión Nacional de Responsabilidad Fiscal y Reforma. Bowles, además, es miembro de la junta directiva de General Motors, Morgan Stanley y Norfolk Southern Corporation.

Sheryl Sandberg, accionista de Facebook, fue colaboradora de Google y el Banco Mundial y ex jefa de gabinete en el Departamento del Tesoro en la Administración Clinton. Pertenece al directorio de las empresas Walt Disney y Starbucks. Y Reed Hastings, director ejecutivo de Netflix, un proveedor de internet estadounidense es también accionistas de la red social más grande del mundo.

En la competencia, los principales accionistas de Twitter son firmas de capital de riesgo como Spark Capital, Union Square Ventures, Kleiner Perkinsm Benchmark Capital, Institucional Venture Partners, T. Rowe Price y DST Group. Al espectro empresarial que financia las redes sociales hay que añadir consorcios de fabricación de teléfonos móviles, de la industria informática y de las operadoras de telefonía e Internet, lo que confirma, una vez más, que detrás de las empresas de los nuevos formatos de comunicación, están los grandes grupos económicos de inversión mundiales.

En la tramoya del espionaje existe una evidente colusión entre los poderes legislativos, judicial y el gobierno de los EE.UU, con anuencia o no de las empresas operadoras de Internet que ceden a las presiones en la nube cibernética. En ese espacio intangible se debaten, entre la espada del gobierno estadounidense y el muro de sus usuarios, que reclaman reciprocidad con la confianza depositada en ellos ante la promesa de una elemental privacidad.

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