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sábado, 13 de octubre de 2012

12 DE OCTUBRE: NADA QUE CELEBRAR, MUCHO QUE DENUNCIAR



Por Leonardo Parrini

Cuando  Cristóbal Colón tocó tierra el 12 de octubre de 1492 en la isla Guanahaní, en el caribe, se inició la leyenda negra de la presencia española en tierras de la Extremadura para la mirada euro centrista, cuyo discurso pretende desconocer el verdadero significado de la conquista hispana en nuestro continente: “El 12 de octubre de 1492 específicamente no hubo una invasión, sólo llegó un barco dirigido por Cristóbal Colón, un visionario”, según la versión de Fabricio Terán signatario de Instituto Ludwig Von Mises Ecuador.

Colón llegó a esta región en momentos en que la lucha interna de los imperios Inca y Azteca hizo presa fácil de los indígenas aupados por el divisionismo español. La historiografía colonialista, a confesión de partes, como la del señor Terán, reconoce que “la Conquista española la hicieron las tribus indígenas que se aliaron a los expedicionarios españoles para liberarse de la opresión de los Imperios Inca y Azteca”.

Pero no sería sólo la división del Tahuantinsuyo lo que facilitó la conquista hispana, sino además la fuerza bélica empleada desde el primero momento por las huestes que sucedieron a Colón quien -como es de conocimiento histórico- estableció una conflictiva relación con los aborígenes que contactó y convirtió en esclavos para el buen negocio de su amigo Juanoto Berardi.

El discurso hispano apologético de Terán soslaya lo qué habría detrás de la presunta expedición visionaria de Colon, cuando señala que fueron “personas que venían  por necesidad, individuos en la pobreza en busca de mejores días.(…) gente sencilla que venía con la intención de trabajar”  quienes arribaron a esta tierras . Esta afirmación rayante en la impudicia no resiste análisis y es desmentida por la propia historiografía tradicional cuando menciona como “la reina Isabel La Católica fue el principal apoyo con el que contó Colón para poder realizar su proyecto descubridor. Fue el propio Hernando Colón quien en La Historia del Almirante, la biografía que hizo de su padre, lanzó la pintoresca historia en la que aparece la reina católica ofreciendo empeñar sus joyas para financiar el viaje colombino”.

Como toda inversión, la de la soberana española tenía un fin lucrativo. No obstante, Colón que no conseguía enviar grandes cantidades de oro ni de especias, pese a los tributos que había impuesto a los indios, optó por enviar indígenas a la Península para que fueran vendidos como esclavos empeorando su gestión administradora en el continente al punto que fue destituido. Los verdaderos problemas de Colón con la Corona surgieron por su mal gobierno en el Nuevo Mundo, tanto en su política esclavista como en su nefasta relación con los indígenas.

Sin embargo, posturas ideológicas como la de Terán que arriban a la conclusión de que “culturalmente somos más euroamericanos que indoamericanos”, bien pueden ser un gesto aspiracional respetable, pero incompatible con un genuino sentido de identidad continental. Posiciones, por demás, funcionales a la visión reaccionaria y neo colonial que se pretende anteponer a los procesos de cambio que se viven hoy día en Latinoamérica.  

Un registro equívoco e interesado de la historia soslaya el crimen cometido en la humanidad de los caciques indígenas como Atahualpa, que después de negociar su libertad con los españoles fue muerto en un acto que habla a las claras de la falta de principios de los conquistadores. La muerte  de Caupolicán asesinado en la picana o de un Galvarino amputado las manos para luego ser horrendamente exterminado, son pruebas irrefutables de que la conquista española no fue una empresa, precisamente, amistosa. En respuesta a la violencia hispana Lautaro, joven libertador de Arauco, procedió al ajusticiamiento de Pedro de Valdivia en el sur de Chile y Rumiñahui sostuvo una rebelión sin cuartel en las tierras ecuatoriales, legado que inspira hoy la conciencia de que el 12 de octubre no hay nada que celebrar y mucho que denunciar.

No es el caso torcer la nariz a la historia o desconocer los hechos para que resulten acomodaticios a tal o cual discurso. Se trata de poner las cosas en su lugar: la conquista española es un acto violento de la política expansionista hispana del siglo XV que significó la destrucción del orden político y económico de las culturas aborígenes a nombre de la cruz, con la espada en la mano y con el propósito de llenar las alforjas de oro. Que hoy día se quiera maquillar la conquista española, a cinco siglos de la llegada de Colon, es simplemente un despropósito que tiene sus raíces en la intención de mantenernos colonizados mental y culturalmente, a nombre de una postura políticamente interesada e históricamente insostenible.

1 comentario:

  1. es una lastima que nadie investigue estas cosas, felicidades, a mi tbn me intesan estos asuntos >D

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