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jueves, 14 de junio de 2012

NEGACIÓN DE ENTREVISTAS ¿SECTARISMO INTOLERANTE?



Por Leonardo Parrini
En el periodismo es común que los medios de información nieguen acceso a ciertas fuentes, o veten a determinados voceros políticos, no afines con la línea editorial impuesta por sus dueños. Pero en el Ecuador de la Revolución Ciudadana se da el caso al revés: ciertas fuentes oficiales, gubernamentales o políticas se negarían a conceder entrevistas y dar información a determinados medios privados, por decisión presidencial, a cuenta de que sus datos o noticias incrementan la lecturabilidad de un periódico o disparan el rating de un canal contribuyendo, de esa manera, a “llenar el bolsillo de ciertas familias”. Esto se argumenta, aun cuando todos sabemos que la razón de fondo estriba en una desavenencia ideológica - ¿sectarismos mutuos? – que impiden la coexistencia de contrarios en el espacio informativo.
A nadie debe sorprender la medida presidencial de silenciar a sus ministros y el acato de éstos de no conceder entrevistas a ciertas cadenas de televisión y periódicos privados. En una ocasión en que entrevisté a Enrique Arosemena, representante ejecutivo de los medios estatales - ECTV, radios públicas, etc.,- manifestó que él estaría encantado de hacer cumplir el slogan del canal del Estado de “ser diverso, incluyente y pluralista”, pero que las fuentes privadas convocadas a las entrevistas de los informativos del canal se negaban a ser entrevistados en esos medios públicos. ¿Qué tal? Sorprendente le dije, y me contestó que no es de extrañar que el sectarismo, a veces, impida ser tolerante e incluyente. Es decir, enceguece no por luminoso, sino por oscurantista.
El  resultado en ambos casos – negativa de las fuentes a conceder entrevistas a medios públicos o privados - es similar: imposibilidad de hacer un periodismo con diversidad informativa, basado en el contraste de las fuentes. Lo que da lugar a que, ya en la práctica, se ejerza una suerte de polarización informativa y ausencia de diversidad de expresión, tan necesaria en estos tiempos escuálidos de ideas y de riqueza en los enfoques periodísticos.
El derecho a una información diversa
Otro derivado de la negativa de conceder entrevistas a los medios informativos disímiles con tus ideas es la negación, al mismo tiempo, de permitir al público ejercer su derecho a estar bien informado, es decir, desde una pluralidad de enfoques y miradas. Esto con el riesgo de habituarnos al sectarismo informativo que deja transitar por andariveles paralelos distintas versiones, no contrastadas, de un mismo hecho, como si la verdad sobre la realidad de lo que sucede fuera una torta para dividir en trozos, a cada cual según sus intereses y de cada quien según sus propósitos.
De predominar la insinuación presidencial  respecto de no autorizar a sus ministros a conceder entrevistas, se habrá impuesto el signo de nuestro tiempo en este Ecuador de cambios, léase, la desconfianza mutua que prevalece entre los medios y las fuentes públicas y/o privadas, fruto de un tira y afloja de vieja data y de la acumulación de rencores e intolerancias que hablan de la polarización política que vive el país.
Cierto es, por lo demás, que los medios no deben asumir roles de agentes políticos a la hora de hacer periodismo, como tampoco autoridad alguna debe asumir un rol censurador a ultranza, si no queremos ahondar la brecha ya insuperable entre gobierno y empresas informativas. Lejos de enriquecer a algunos la concesión de entrevistas a medios privados o públicos, la decisión de no hacerlo nos empobrece a todos: vivir en un país donde el derecho a hablar y oir se limita a la voluntad de quienes controlan - como propietarios o como reguladores - la opinión y los medios para difundirla que, en última instancia debe ser patrimonio de la ciudadanía; que, dicho de paso, fue convocada para hacer una revolución, una transformación radical en las viejas formas de convivencia intolerante.
Si a cambio de enriquecer a los medios privados o negarle credibilidad a los medios públicos, se potenciará a los medios comunitarios como se ha insinuado, es hora entonces de superar la polarización mediática. Realidad inherente a los procesos de cambios políticos y sociales; sin embargo, terreno obligado que debemos transitar para ejercer un periodismo que, impedido de manejar ciertas fuentes, debe procurar una cobertura incluyente y brindar así un producto que refleje la realidad del país en toda su rica diversidad de matices.