GRANDES TEMAS - GRANDES HISTORIAS

E c u a d o r - S u d a m é r i c a

sábado, 6 de marzo de 2010

POR LA RAZON O LA FUERZA


Por Leonardo Parrini

El escudo nacional chileno muestra una inscripción que siempre nos pareció que aludía de manera excesiva, a una suerte de soberbio empoderamiento de los chilenos, ante sus amenazas internas y externas: por la razón o la fuerza. Pero hoy, ante la poderosa acción de la naturaleza, nos parece que esa arenga del escudo nacional recobra un nuevo sentido: Chile se levanta, con razón y con fuerza, como ave fénix de las ruinas de su peor catástrofe nacional. Hijos del rigor, los chilenos imponen su fuerza espiritual y su tradicional sentido de unidad y lucha para superar la tragedia que enluta al país y que le obliga a destinar 30 mil millones de dólares para reconstruirse como nación.

Un gobierno acusado de no reaccionar a tiempo ante la catástrofe, hizo que la presidenta Bachelet replicara, recordando que a las dos horas de ocurrido el terremoto y el tsunami, ella se desplazó vía área a la zona y envió a sus ministros a los puntos mas afectados. Que no hubo movilización militar masiva, es entendible, si se constata que las principales carreteras, puentes y caminos que resultaron destruidos no permitieron el acceso terrestre a las zonas ms afectadas por el desastre.

El Estado de Excepción decretado por el gobierno permitió interrumpir los saqueos de supermercados y tiendas, cuando estos ya habían ocurrido gravemente, en las principales zonas donde más de 300 presos fugaron de las cárceles locales por el derrumbe de sus vetustas edificaciones. Vandalismo delincuencial de los fugados que asaltaron y robaron las superentiendas y mercados para luego revender, a vista y paciencia de todos, la mercadería robada.

Luego de las primeras horas de caos y pavor, Chile retoma su espíritu de nación: la solidaridad que lo define como país, y pone en marcha una cruzada nacional denominada Chile Ayuda a Chile, bajo el imperativo de “fuerza Chile”. En la campaña de solidaridad y reconstrucción nacional participan la juventud, sectores sociales, clubes deportivos profesionales, artistas, organismos oficiales, medios de comunicación, iglesias, entidades educativas, profesionales de todas las ramas, empresas privadas y todos los que en mayoría acuden en ayuda de sus semejantes. Se tiene previsto para el 5 de marzo una gran Teletón que se propone reunir 15 mil millones de pesos para construir 30 mil viviendas de inmediato. Como símbolo de la cruzada, artistas nacionales compusieron el himno Fuerza Chile que exhorta a los chilenos a “levantarnos juntos y celebrar el triunfo sobre la adversidad”.

Hoy Chile se estremece de nuevo, pero de la emoción que embarga a todos los chilenos que los moviliza para ir en ayuda de los damnificados. Pero la onda expansiva del remesón solidario también toca al mundo y, en particular, a nuestros hermanos latinoamericanos que prestos envían vituallas, medicamentos, alimentos y material médico para los damnificados chilenos. Gestos como el de los gobiernos amigos de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Cuba, Perú, México, Estados Unidos, entre otras naciones europeas, quedaran grabados en la memoria colectiva de los chilenos con la gratitud sin límite por la vital ayuda de nuestros hermanos.

Y con ese estimulo de no estar solos, y en medio del horror de las escenas de destrucción apocalíptica que muestra la televisión internacional, el pueblo chileno exhibe enormes muestras de grandeza y sensibilidad social. El joven médico que perdió a su mujer e hija de dos años cuando la ola se la arrebató de sus brazos; y vio morir a cuatro de sus parientes más íntimos, pero que desde ese instante sigue trabajando en la curación de victimas. La mujer humilde que hizo una olla común con comida para todos sus vecinos que quedaron solo con lo puesto, luego de que el sismo arrasó sus viviendas. La madre que caminó 30 kilómetros para ir en busca de su hijo de cinco años al que encontró en un cerro, luego de haber salvado milagrosamente con vida de la ola gigante que barrio el pueblo donde ese encontraba veraneando. El joven que encontró una bandera chilena entra las ruinas y la levanta enlodada, en una playa arrasada por el tsunami, donde no hay nada en pie, excepto su gesto espontáneo ante la cámara del corresponsal extranjero que captó el icono de la tragedia chilena: el tricolor nacional recordándonos qué significa haber nacido en ese suelo, hoy destrozado por una naturaleza exuberante pero temeraria y violenta.

Fuerza y razones tremendas para sentir con otra mirada a nuestro escudo nacional, el del cóndor imponente y el huemul de las alturas, símbolos del espíritu empoderado de un pueblo que cada diez años es sacudido por un terremoto, en un territorio de loca geografía. Con fuerza y razón, Chile en cada tragedia aprende una lección que comparte en el aula de la vida colectiva, en el libro de una historia escrita con grandeza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario