GRANDES TEMAS - GRANDES HISTORIAS

E c u a d o r - S u d a m é r i c a

miércoles, 13 de mayo de 2015

ENTRE EL PERIODISMO Y LA FICCIÓN



Por Leonardo Parrini


Alguna vez Francisco Umbra dejó claro que escribir es la manera más profunda de leer la vida. La afirmación me insinuó una negación. No todos escriben así, pensé. Hay quienes no tienen intención de leer la vida a profundidad, sea por pereza, por aburrimiento o por falta de una referencia que señale los niveles de inmersión en las esferas más hondas de la vida. Algunos escriben oyendo un llamado interior, otros lo hacen por encargo. Los primeros son escritores que consideran, con Rudyard Kipling, que las palabras constituyen la droga más potente que haya inventado la humanidad. Los otros son advertidos por Ernesto Sábato, en que el mal escritor dice cosas insignificantes con palabras grandiosas. Entonces quedan en evidencia las distancias entre el narrador y el cronista, el autor y el reportero. Y más allá de una cuestión de oficio, en la tramoya de todo acto de escribir se advierten matices entre quienes lo hacen con un sentido de mirar la vida a profundidad y quienes suelen describirla como un catastro, sin más trascendencia.

Estos matices son preponderantes a la hora de discernir qué diferencia el acto de escribir del gesto de describir. En definitiva, qué es literatura y qué es periodismo. Salvo excepciones, ambos oficios transitan separados, cada cual en su andarivel, pero suele ocurrir que en contadas ocasiones se unan en un solo talento. Y aquello no necesariamente es una ventaja. Tampoco inclina la balanza hacia uno u otro oficio. Y no es solo matiz de forma, sino de sentido. En la mirada de José Saramago, el escritor vive de la infelicidad del mundo. En un mundo feliz, no sería escritor. En tanto, el reportero que registra, vive de la optimista posibilidad de que el hecho que reporta crezca y trascienda, a partir de su descripción. Es lo que los periodistas llaman credibilidad, ser verosímil frente a una seca  realidad, sin lugar a la conspiración especulativa del escritor.

¿Es la literatura, entonces, una narrativa próxima a lo visceral y el reporterismo a las apariencias de la realidad? En la práctica histórica es factible que un escritor se convierta en registrador periodístico de hechos, mientras que pocas veces un periodista se transforma en un escritor, a partir de sus reflexiones sobre esto o aquello. Al parecer, la frontera entre ambas realidades nace de un hecho que Cortázar insinúa con toda lucidez: el estilo es una cierta tensión y esa tensión nace de que la escritura contiene exclusivamente lo necesario. Es decir, su apunte alude al sentido de lo esencial que el quehacer de un escritor rescata de la vida, mientras que el registro periodístico se conformaría con tocar la epidermis de los acontecimientos.

En esa línea de pensamiento, Cortázar reconoce que la lección de Borges constituye “no una lección temática, ni de contenidos, ni de mecánicas. Fue una lección de escritura. La actitud de un hombre que, frente a cada frase, ha pensado cuidadosamente, no qué adjetivo ponía, sino qué adjetivo sacaba”. Y por extensión, diremos que dicha reflexión perfila el lado fusco de la escritura periodística: los excesos de adjetivos que empañan el cristal de la realidad, o mejor, el cristal con que se mira el acontecer cotidiano. La irremisible tendencia a cualificar los hechos, insuflándoles una dosis de espectacularidad es lo que hace del periodismo una narración sospechosa que, en lugar de usar verbos transitivos, echa mano a una profusión de calificativos.  

Como desenlace de esta trama, una reflexión de Cortázar encuentra el punto de referencia entre la vida, la narración literaria y la redacción periodística: literatura y vida para mí es siempre lo mismo. Se pasa del culto de la literatura por la literatura misma, al culto de la literatura como indagación del destino humano, y luego a la literatura como una de las muchas formas de participar en los procesos históricos que a cada uno de nosotros nos concierne en su país.

Esta cualidad literaria de indagar el sentido de lo humano y, consecuentemente, el afán de protagonizar la historia colectiva, hace que de algún modo se invada el campo del hecho periodístico en la actitud que el propio Cortázar se atribuye a sí mismo como narrador: Cada vez iré sintiendo menos y recordando más. Este ejercicio de la memoria, acaso tienda un puente entre literatura y periodismo. Sólo a condición de lo que Joseph Roux sugiere, oportunamente: hay dos narradores geniales, los que piensan y los que hacen pensar.    

lunes, 11 de mayo de 2015

¿LA PRENSA MIENTE?

 
Por Leonardo Parrini
                                                         
La verdad es más extraña que la ficción. Este aforismo de Julio Cortázar me hizo recordar una revelación que viví de niño cuando me encontré, a boca de jarro, con la mentira. A mis ocho años solía escuchar en una emisora de radio en Santiago la historieta dramatizada de Fortachin y la Aventura de volar. Un súper héroe de barrio creado por la fantasía de un publicista que manejaba la cuenta de Milo. La promoción consistía en canjear 6 etiquetas verdes del tarro grande y una cantidad de dinero por un fantástico cinturón que usaba Fortachin y que le permitía volar. Yo viví convencido de esos súper poderes posibles de alcanzar con el cinturón hasta el malogrado día en que una noticia contó que un niño de 10 años canjeó el cinturón de Fortachin por las 6 etiquetas de Milo, se lo puso y se lanzó del techo de su vivienda convencido de su poder volador. El niño murió por el impacto que le produjo la caída libre desde una altura de 12 o más metros. Se había consumado una mentira publicada en la prensa, o mejor, habíamos descubierto la diferencia entre la verdad y la falsedad y, por alguna insospechada razón, nos resultaba la verdad más extraña que la ficción.  

Entrados los años sesenta, nuevamente vimos cara a cara la mentira mediática cuando los estudiantes de la Universidad Católica de Santiago acusaron al principal diario de Chile con la sentencia “El Mercurio miente!”. La frase fue acuñada el 11 de agosto de 1967, en medio del debate por la reforma universitaria. Un grupo de estudiantes de la PUCE colgaron un lienzo en la fachada con la frase Chileno: El Mercurio miente, como respuesta a los ataques que el periódico había realizado al movimiento estudiantil, calificándolo como "una nueva y audaz maniobra del marxismo entorno a la democracia”. Por segunda ocasión tenía yo la evidencia de una mentira publicada por un medio de información.

Cinco décadas más tarde sentí otra vez la sensación de que la verdad es más extraña que la ficción. Me ocurrió frente al caso Bloomberg, la agencia internacional de noticias que difundió información relacionada con inversiones extranjeras en la actividad petrolera del Ecuador. El hecho fue denunciado como una falsedad por el propio presidente Rafael Correa en su enlace ciudadano de los sábados. El 29 de abril, la nota redactada por Nathan Gill y David Wethe de la Agencia Bloomberg, señala que Andes Petroleum Ecuador y Repsol S.A., dos principales productoras de petrolero extranjeras que operan en Ecuador, han archivado sus planes de perforar pozos exploratorios en medio de una disputa de pago con el gobierno ecuatoriano. La información sugiere que “el retraso en la perforación es otro revés para Ecuador”, puesto que “la caída del 45% en los precios de crudo, ha llevado al Presidente Rafael Correa a recortar el gasto y el presupuesto de la productora estatal petrolera Petroamazonas”, con una presunta baja del 3% en la producción de crudo.

Los datos que expone la agencia Bloomberg no fueron contrastados con fuentes oficiales ecuatorianas para confirmar su veracidad. La nota menciona que Andes Petroleum Ecuador y Repsol S.A, habrían notificado a Halliburton –proveedor que ofrece servicios a ambas compañías-, su intención de “congelar sus contratos de perforación  para este año” en Ecuador y que luego de la caída de los precios del crudo pretenden llegar a "nuevos acuerdos”. La información vertida ha sido desmentida oficialmente a la luz de cartas que las operadoras aludidas han emitido sobre los hechos impugnados en la nota de Bloomberg. Raúl Bonifacio, Gerente General de Halliburton, aclara ante la preocupación de la Secretaría de Hidrocarburos Ecuador, “me permito manifestar que las declaraciones vertidas en el citado medio informativo no han sido realizadas por Halliburton ni sus funcionarios”.

La compañía Andes Petroleum explica que no ha proporcionado ninguna información a diarios o agencias noticiosas nacionales, con respecto a las operaciones en Ecuador. En carta la empresa confirma que hasta la presente fecha, Andes ha cumplido con todos sus compromisos contractuales en inversiones de exploración, desarrollo y producción y mantiene su decisión de seguir realizando inversiones hidrocarburíferas significativas en el Ecuador. Concluye la empresa que Andes no es fuente oficial ni extraoficial de la noticia publicada por la agencia Bloomberg.  

Repsol Ecuador señala en declaración pública que, en referencia a la noticia publicada por la agencia Bloomberg, ratifica que sus operaciones en Ecuador se desarrollan de manera normal, cumpliendo todos los compromisos adquiridos con el Estado ecuatoriano, a través del contrato de servicios vigente. Repsol esclarece que no ha proporcionado información alguna a ningún medio. Por su parte, Enap Chile Sipec confirma que mantiene firme sus compromisos asumidos con Ecuador en dos nuevos contratos de servicio. La empresa informa que se encuentra operando normalmente en nuestro país, tanto en base al contrato de exploración del Bloque 28 y del contrato de desarrollo del bloque PBHI.

La información difundida por la agencia Bloomberg, como se ha demostrado, es absolutamente inexacta, según fuentes oficiales, sin embargo, provoca efectos dañinos a la economía del Ecuador por que estimula el cierre de fuentes de financiamiento al proyectar, falsamente, la imagen de un país riesgoso. Lejos de haber disminuido la inversión extranjera ésta ha aumentado, más allá de lo pactado en los contratos con las operadoras. Según cifras oficiales, el compromiso asumido por las operadoras es de invertir 1.300 millones de dólares; no obstante, la inversión ya asciende a 1.764 millones, es decir 450 millones adicionales a lo pactado. Conforme el gobierno nacional, comunicados falsos, como el emitido por la agencia Bloomberg, responden “a la guerra económica contra nuestro país”, orquestada por la mala prensa mercantilista que desinforma y manipula. Esta insinuación nos recuerda otro aforismo de Julio Cortázar que nos pone en guardia: "Porque el mundo ya no importa si uno no tiene fuerzas para seguir eligiendo algo verdadero”.

IESS, SUBSIDARIEDAD Y DESARROLLO


Foto La República
Por Marco A. Navas Leiva.

El proyecto de reforma al Código del Trabajo y a la Ley de Seguridad Social fue aprobado em segundo y definitivo debate el día 14 de abril del año en curso. Ha llamado la atención de su aprobación, la eliminación del subsidio a las pensiones jubilares. Dicho subsidio asciende a 1.100 millones de dólares anuales y representa el 40% del mencionado fondo.

Este subsidio inició en 1.942 durante el gobierno de Carlos Alberto Arroyo del Río. El incipiente sistema de seguridad nacional creado en 1928 por Isidro Ayora precisaba de ayuda estatal. Gracias a este subsidio; y, a que el estado es el mayor empleador del país, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social ha sido usado como “caja chica” por los gobiernos de turno.

Han pasado 73 años desde la decisión de Arroyo del Río para eliminar éste subsidio. Y ya era hora de hacerlo. Era insostenible, no sólo por el actual superávit financiero que arroja el fondo de pensiones sino por ser parte del perverso sistema de subsidiariedad que nuestra economía ha construido; y, que se intenta desmontar para liberar fondos para el desarrollo nacional.

La construcción de ocho mega hidroeléctricas para desmontar el subsidio del gas licuado de petróleo. Monumental esfuerzo social. Proyecto de Refinación del Pacífico para desmontar el subsidio a los combustibles. Si Ecuador no encuentra inversionistas para tal proyecto deberá endeudarse para ejecutarlo. Sacrificio impostergable e ineludible; pero, los frutos se verán luego. Eliminación del subsidio a las pensiones jubilares, decisión política para desmontarlo. Se la tomó.

¿Cuál es el monto del sistema de subsidiariedad nacional? Leve, levísimo, análisis cuantitativo y comparativo. Subsidio a los combustibles gasolinas, diésel y gas licuado alcanza 4 mil 594 millones de dólares. 700 millones corresponden al subsidio al gas. Precio oficial de la bombona de gas licuado de petróleo en Ecuador es 1, 60 dólares. Precio oficial de la bombona de gas licuado de petróleo en Perú es 19,68 dólares. Precio oficial de la bombona de gas en Colombia es 25,87 dólares.

La brecha entre los precios internacionales y nacionales de los combustibles es particularmente amplia en Venezuela donde los subsidios equivalieron a aproximadamente el 7% del Producto Interno Bruto; y, en el Ecuador 6%. Subsidio al fondo de pensiones alcanza 1.100 millones de dólares. 5.694 millones de dólares de subsidios del estado a la ciudadanía. Para el 2017 estarán liberados 1.800 millones de dólares. ¿Cuántas escuelas se construirán? ¿Cuántas universidades? Y, ¿hospitales? ¿Cuántos miles de kilómetros de carreteras nos unirán? Y, ¿de fibra óptica? ¿Cuánto trabajo? ¿Cuánta Inclusión? ¿Cuánta equidad?  Calcúlese lo anterior considerando desmontar el subsidio a los combustibles. ¿Y la amalgama de salud, educación, movilidad, conectividad, trabajo, inclusión y equidad no se conoce actualmente como Índice de Desarrollo Humano?

¿Continuamos en la perversidad del sistema de subsidiariedad nacional que a todas luces es uno más de parte del subdesarrollo o lo desmontamos para apuntalar la construcción de nuestro desarrollo como sociedad? Es la actual disyuntiva social, la misma que va más allá de un estudio actuarial o de un superávit financiero o de una deuda estatal aún no determinada. Lástima que  quienes tenían el deber de considerar ello no lo hicieron. 1 millón 500 mil mujeres ecuatorianas que trabajan en sus hogares y no reciben remuneración alguna serán incorporadas a la seguridad social. ¡Histórico¡ ¡Esperanzador¡

¿Será subsidiado dicha incorporación? Indudablemente. ¿Cuándo cumpla su papel dicho subsidio deberá eliminarse? Indudablemente. Esperemos que cuando esto suceda el Ecuador madure en la gestión de su sistema de subsidios; pero, por sobre todas las cosas madure en su solidaridad y responsabilidad social.

sábado, 9 de mayo de 2015

¿MADRE HAY UNA SOLA?


Por Leonardo Parrini

Madre hay una sola. Eso se colige, nada más, de un hecho biológico, pero la vida en sus múltiples tejidos entrevera lo contrario. Madres pueden haber muchas, y también una madre puede no serlo, a la luz de ciertas circunstancias. Bien sabemos que la maternidad se inicia con el hecho carnal de engendrar y parir hijos, hijas. No obstante, este no es un exclusivo rol de la mujer, sino más bien uno entre varios y, acaso, el más mitificado. Pero madre hay una sola en la significación embustera de la maternidad. Una maternidad considerada, al fin y al cabo, refleja, porque la naturaleza la ha dotado a mansalva del “instinto maternal” con la finalidad de preservar la especie, según Isabel Allende.

Múltiples roles atribuidos a la condición maternal, frecuentemente exacerbados por una sobredosis de aspaviento frente a la maternidad, reducen dichas funciones a una orden de caballería, en la que la justicia, la templanza, la fe, la abnegación, la generosidad, la honra, la nobleza, en fin, son una misión insoslayable de las madres. Ser madre es considerar que es mucho más noble sonar narices y lavar pañales, que terminar los estudios, triunfar en una carrera o mantenerse delgada. Es ejercer la vocación sin descanso, siempre con la cantinela de que se laven los dientes, se acuesten temprano, saquen buenas notas, no fumen, tomen leche. Es preocuparse de las vacunas, la limpieza de las orejas, los estudios, las palabrotas, los novios y las novias; sin ofenderse cuando la mandan callar o le cierran la puerta en las narices, sugiere la escritora chilena.

La mater inmortal a la que le está prohibido morirse antes de que alcancemos a retribuir sus oficios maternales, nos deja irremediablemente huérfanos y culpables. Una orfandad culposa que una literatura de segundo orden nos condena a cargar para toda la vida. Sobre el tema de la muerte de la madre se han escrito caudales y caudales de palabras agridulces. En páginas de irresistible sensiblería, la defunción maternal es otro de los mitos alimentados con morbosa consagración por ciertos poetas empedernidos de decadencia, cantantes trasnochados y comerciantes de estampitas varias. Un infra sentimiento edipiano incalculable e incurable, propio de un prospecto psicológico de grueso lomo.

¿No pueden, acaso, muchas mujeres actuar como madres, con iguales sentimientos maternales hacia personas que no sean sus hijos? ¿Cómo es posible pensar en una sola madre, cuando las diversidades sociales, culturales, raciales y económicas muestran lo contrario? Madre no hay una sola. Están las madres proletarias y madres burguesas, las madres marginales y madres aniñadas, las madres amadas y madres olvidadas, las madres voluntarias y madres forzadas. Y así, la dualidad discordante podría ir hasta el infinito. Sin embargo, leer un texto de ciertas tarjetas conmemorativas del Día de la Madre y postales de bolsillo con sabor a cosa muerta y aroma de clisé es edulcorante, propio de una cursilería de dudoso gusto que incita a creer en una madre única, abstracta y abstraída de su verdadero significado humano.

Hay madres voluntariosas y madres involuntarias. Madres abortivas y madres compulsivas. Las unas eligieron una bifurcación de varios caminos, las otras obsesivamente renuncian a su irrevocable rol de ser madres. Y frente a esa prerrogativa de la mujer se fueron fijando -como en un insectario-, algunos preceptos inamovibles. La mujer que aborta un embarazo es mala mujer. La madre que interrumpe su maternidad voluntariamente, merece la condena social y legal. La mujer que proclama, lucha y marcha por sus derechos reproductivos es puta, no puede ser sino puta, porque no merece ser madre. Así el aborto, la antítesis de la maternidad obsecuente, es visto como un delito mayor y la mujer que lo practica, una vil delincuente.

La vida en sus entreveros se impone de manera natural. Madre no hay una sola. Son muchas mujeres en una. Están las que eligieron crecer en el ejercicio de una profesión, aquellas que se entregaron a una causa política, las artistas que no recrean sino arte. Y aquellas que entienden su condición femenina como acto de protesta, un alegato contra el mayor mito que condena a la madre: considerarla un ser único, insustituible y, por lo mismo, un ente ficticio que impide verla en su real magnitud. A las madres con capacidad de ser diversas mujeres a la vez, con su presencia más convincente, amerita dedicarles cada día del año.

viernes, 8 de mayo de 2015

DE LA TORMENTA EN EL VASO DE AGUA

Por Lucrecia Maldonado 

Este tipo de sucesos es cíclico, y no solamente eso: tiene parte y contraparte. Al igual que en el caso de un conocido cantautor de nuestro medio, ahora que un adolescente resulta más mártir que Jesús en la cruz debido al ‘ataque’ que ha sufrido por parte del presidente, me cabe una pregunta: ¿qué habría ocurrido si la caravana presidencial sencillamente pasaba de largo? Y la respuesta es tan simple y sencilla que hasta avergüenza: nada. No habría ocurrido nada. Absolutamente nada.

Pero, ojo, que no estoy defendiendo al niño. Y no es que no lo hago por esa puritana y moralista actitud que nos lleva a hablar del respeto a los mayores, ni por esa otra actitud, aún peor, que lleva a gente que seguramente proviene de familias perfectas a decir: “¿de qué hogar vendrá semejante patán?”, tampoco. Como todo niño, como todo adolescente, se cree adulto, y piensa que sus escasos diecisiete años le dan derecho a expresar su opinión con gestos que son insultantes más por tradición que por significado. No hay que meterse con el hogar. Este niño es solo la punta de un iceberg, y, hoy por hoy, funge del tonto útil que la oposición necesitaba para crear un nuevo producto mediático que distraiga la atención de cosas más importantes y venda la imagen de un presidente autoritario y represivo.

Es triste pensar que en algunos casos el peor enemigo del presidente Correa es él mismo. ¿Qué necesidad tiene de pararse a recriminar a cualquier hijo de vecino que comete alguna grosería menor contra él en alguna calle? Hasta por táctica, diríamos, o por estrategia: dejarlo con el gesto congelado, no tomarlo en cuenta, equivale a una actitud de limpia indiferencia ante la estulticia. Pero involucrarse en una gresca barrial por un yucazo no es faltarle al respeto al insolente: es faltarse al respeto a sí mismo y además faltarle al respeto a eso que pomposamente se llama “la majestad del cargo que ostenta”.

En el video de YouTube que consigna los hechos, la agresión más fuerte que se presenta es la de la enfurecida madre del muchacho a un agente de seguridad (lo abofetea con tal fuerza que las gafas que él lleva salen volando) y a un camarógrafo a quien también pretende golpear e insulta también con algún término ‘no radial’.

Sin embargo, la conducta más inapropiada o inconveniente en este caso no pertenece a ninguno de estos tres personajes. La conducta más inapropiada viene precisamente de una oposición enfermizamente artera, que se agarraría de un clavo ardiendo para continuar en su tenaz labor de socavamiento de la estabilidad del régimen. Entonces Lourdes Tibán presenta en su canal de YouTube el video del muchacho, cuyo acento evidencia más prepotencia que talento, relatando a una cámara anónima su versión de los hechos. A pesar de tratarse de un menor, se menciona su nombre completo en la identificación del video, y no se difuminan sus rasgos ni se distorsiona su voz, violentando así las normas más elementales sobre la protección de identidad de menores. Nadie la censura por eso. Gente de la más variopinta ralea se hace eco de la ‘agresión’ del presidente Correa al muchacho, que no es documentada por ningún medio audiovisual, sino solamente relatada por el joven. A nadie le interesa comprobar la veracidad de los hechos ni contrastar fuentes antes de emitir juicios, opiniones, insultos y otro tipo de cosas en las redes sociales.