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miércoles, 2 de diciembre de 2015

CUBA: ÚNICO PAÍS LIBRE DE DESNUTRICIÓN INFANTIL

Por Leonardo Parrini

Un fantasma recorre el mundo: la desnutrición infantil. En el planeta deambulan más de 146 millones de niños, menores de cinco años, desnutridos por falta de alimento. De la escalofriante cifra de niños bajos de peso que existen en el planeta, categóricamente: ninguno es cubano.

Los menores nacidos en la isla caribeña acosada por el más inhumano bloqueo económico impuesto por los EE.UU, son reconocidos mundialmente por estar ajenos al mal social de la desnutrición infantil, según informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF. El informe denominado Progreso para la Infancia un Balance sobre la Nutrición, consagra a Cuba como el primer y único territorio libre de desnutrición infantil. El mal de la pobreza y la injusticia social que azota al mundo capitalista.

El revelador documento que ratifica la situación de la infancia cubana, señala que los niños desnutridos corresponde en “un 28% a África Subsahariana, 17% al Medio Oriente y África del Norte, 15% a Asia oriental y al Pacífico, y 7% a Latinoamérica y el Caribe. La tabla la completan Europa Central y del Este, con el 5%, y otros países en desarrollo, con 27%”. Cuba es la nación ajena a esos problemas, puesto que es el único país de América Latina y el Caribe que ha eliminado la desnutrición infantil severa, gracias a los esfuerzos por mejorar la alimentación del pueblo, especialmente la de aquellos grupos más vulnerables.

La decisión política del Estado cubano arroja el resultado histórico que enorgullece a un pueblo amenazado por las más diversas incertezas políticas, económicas y climáticas, confirmando que es posible lograr erradicar el mal social del hambre infantil. El Estado caribeño garantiza una canasta básica alimenticia que permite la nutrición de su población, al menos, en los niveles básicos, mediante la Red de Distribución de Productos Normados. Las acciones gubernamentales cubanas apuntan a “atenuar el déficit alimentario”, en base de una “constante vigilancia sobre el sustento de los niños, las niñas y adolescentes”, parte integrante de la “promoción de una mejor y natural forma de alimentación de la especie humana” en Cuba. Según versiones de prensa cubana, “el Estado Cubano garantiza una canasta básica alimenticia y promueve los beneficios de la lactancia materna, manteniendo hasta el cuarto mes de vida la lactancia exclusiva y complementándola con otros alimentos hasta los seis meses de edad. Además, se les hace entrega diaria de un litro de leche fluida a todos los niños de cero a siete años de edad. Junto con otros alimentos como compotas, jugos y viandas los cuales se distribuyen de manera equitativa”.  

Según expertos, se requieren “13 mil millones de dólares anuales adicionales a lo que ahora se destinan”, para poner fin a la desnutrición infantil. Pero el mundo prefiere gasta un millón de millones en publicidad comercial y 400 mil millones en estupefacientes. Sólo los EE.UU gastan 8 mil millones anuales en cosméticos. Cuba, en cambio, ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), como “la nación con más avances en América Latina en la lucha contra la desnutrición”. La Organización de las Naciones Unidas, (ONU) sitúa al país caribeño a la vanguardia del cumplimiento en materia de desarrollo humano.

La pesadilla americana

Cuba, no exenta de deficiencias, dificultades y serias limitaciones por un bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos hace más de cuatro décadas, es territorio libre de desnutrición infantil. Los EE.UU, potencia capitalista desarrollada y considerada el país del sueño americano, vive la pesadilla de la desnutrición infantil en su población más vulnerable.

Según informes internacionales “un número creciente de niños estadounidenses muestra síntomas de desnutrición, en un contexto de aumento del hambre en Estados Unidos, donde paradójicamente dos tercios de la población tiene sobrepeso o es directamente obesa, según los últimos datos oficiales”. No obstante, los problemas de nutrición de la niñez norteamericana “no siempre son por falta de alimento, sino por comer mucha comida de mala calidad”. Estudios académicos confirman que el 11,2% de las familias de Estados Unidos pasó hambre en 2003, contra un 10,1 en 1999. Déborah Frank, profesora de Pediatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, reconoce: "Lo que pasa en Estados Unidos es que increíblemente muchas de las recomendaciones que les damos a las familias para prevenir el peso por debajo de lo normal son las mismas que les damos para prevenir el sobrepeso", dijo. "Lo que les recomendamos a las familias es no darle comida chatarra a sus niños". Se estima que cerca de 12 millones de familias en el país norteamericano no logran alimentarse correctamente debido a la falta de medios económicos. Muchos jóvenes estadounidenses están expuestos, igualmente, al sobrepeso: uno de cada tres niños padece obesidad. A los niños les afecta particularmente este fenómeno por la ansiedad, pero también por los problemas médicos más importantes que esto conlleva deficiencias del sistema inmunitario o incluso enfermedades mentales.

El estudio de la organización Feeding America reveló tristes y desalentadores cifras acerca del hambre infantil en Estados Unidos. Por cada persona con dinero que, probablemente, desecha más de la mitad de la comida que compra y no consume, hay una cifra alarmante de niños en EE.UU que no están seguros si este día tendrán un bocado para llevarse a la boca. Al tenor de los documentos investigados “se habla de menores estadounidenses que se van a la cama con hambre porque falta un plato de comida o sus niveles de alimentación son tan precarios que se considera desnutrición”, según la fundación Howard G. Buffett, dedicada al combate contra la pobreza en el ámbito mundial. La organización presenta un mapa que muestra los índices de “inseguridad alimentaria” en EE.UU, en el cual el condado de Los Ángeles muestra -por ejemplo-, 643 mil niños que sufren hambre. A esto se suma otra realidad lacerante que convierte el sueño americano en pesadilla: Más de 4 millones de niños en EE. UU., es decir, uno de cada diez, no posee seguro médico y otros miles no disfrutan de una cobertura social suficiente.

Cuba, el país más amenazado del continente por su mal vecino norteamericano, vence la lucha contra la miseria humana en una batalla absolutamente desigual. Un pequeño gran detalle lo hace posible en la patria de José Martí: la inconmensurable resistencia de su pueblo. No en vano, el apóstol de la justicia cubana canta en sus versos vívidos una lección destellante de verdad, aprendida con dignidad durante más de medio siglo de Revolución por un pueblo ejemplar: con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar…

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