Por Leonardo Parrini
La VI cumbre del
grupo Brics, o países de economías emergentes conformado por Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica, que tuvo lugar en la ciudad brasileña de Fortaleza es un
hecho histórico. Porque Brasil, haciendo de local, ha convocado a los nuevos
amos económicos del planeta. La cita de los presidentes de Brasil, Dilma
Rousseff; Rusia, Vladimir Putin; China, Xi Jinping, y Sudáfrica, Jacob Zuma;
así como el flamante primer ministro de la India, Narendra Mori, envía señales
claves al mundo. En primer lugar, consigna la emergencia de un nuevo bloque
económico en capacidad de disputar espacios estrategicos en la geopolítica mundial
y en los mercados internacionales al llamado grupo de las siete potencias
capitalistas, encabezadas por los EE.UU. En esta ocasión, el grupo Brics lo hace en territorio
suramericano, considerado peyorativamente el patio trasero del imperialismo norteamericano.
La nueva
correlación de fuerzas económicas, que supone consensos políticos, en tanto
unidad en la diversidad, representa un retroceso de las fuerzas internacionales
aliadas a los intereses estrategicos y geopolíticos estadounidenses. Ya se veía
venir la aparición de economías emergentes de estos cinco países, nuevos líderes
mundiales que ya han restado importantes segmentos de mercado de bienes de
consumo a los EE.UU, Japón y Europa y ahora se disponen a disputar la región
del futuro: América Latina.
El acrónimo
Brics, fue acuñado hace 13 años por el economista estadounidense Jim O'Neill, de
Goldman Sachs, al que en 2010 se le sumó
Sudáfrica, para conformar este heterogéneo grupo de países que suman el 42% de
la población del planeta y el 21% del Producto Interno Bruto, PBI, mundial. Tras varios años de ser una
gran promesa de motor del desarrollo global futuro, y pese a que en los últimos
años su crecimiento se desaceleró, ahora los Brics buscan sentar las bases
comunes para garantizar ese escenario. Y a eso han venido a Suramérica con
plata en mano y proyectos económicos concretos para el despegue de la región.
En una decisión que golpea directamente a Fondo Monetario Internacional FMI,
los Brics han decidido crear de Banco de Desarrollo como una alternativa de
financiamiento para la Suramérica.
El Banco de Desarrollo de los Brics, que
estaría en funcionamiento a partir de 2016, nacerá con un capital inicial de
50.000 millones de dólares, al que cada país aportará una
quinta parte. Adicionalmente, los Brics han decidido crear un fondo de reserva
dotado de 100.000 millones de dólares de los cuales China aportará 41.000
millones; Rusia, Brasil y la India 18.000 millones cada uno, y Sudáfrica, los
5000 millones restantes. De este modo nace en Suramérica una arquitectura
financiera global alternativa al Banco Mundial y al FMI, creados tras la
Segunda Guerra Mundial.
Estos hechos representan un claro
retroceso de la presencia de los
sistemas hegemónicos capitalistas en la región, dando lugar a una nueva
correlación de fuerzas en el marco de nuevas estrategias y consensos internacionales.
En conferencia de prensa que brindó la semana pasada en Río de Janeiro, el
subsecretario político de la cancillería brasileña, José Alfredo Graça Lima, resaltó
que las instituciones de los Brics surgen por la insatisfacción de estas
potencias emergentes ante el estado actual de la arquitectura financiera
mundial: "Su creación es una respuesta a la falta de acuerdos para
democratizar el Banco Mundial y el FMI, pero no sólo eso. Es también una
demostración de la capacidad de los Brics, que no dependen de los grandes
organismos multilaterales", dijo el diplomático brasileño.
La reunión Cumbre de los BRICS tuvo como tema
principal "Crecimiento integrador: soluciones sostenibles". Los
acuerdos concretos se relacionan con temáticas como el cambio climático, la
diversidad biológica, la reforestación, la conservación de recursos hídricos,
la gestión de residuos, los biocombustibles y la calidad del aire, entre otros.
Un segundo convenio define las condiciones para la recepción y procesamiento de
datos de satélites de India por parte de la estación terrestre brasileña. Un tercer
acuerdo consiste en un memorándum que establece mecanismos de consulta entre
consulados y movimiento de personas entre Brasil e India. Suramérica,
representa por la Unasur, presente en los acuerdos de Brasil, espera fortalecer este nuevo
entendimiento internacional, de cara a un futuro soberano que garantice el
progreso armónico de la región. La historia los juzgará.
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