Por Leonardo
Parrini
En La Paz los
funcionarios del Gobierno boliviano, encabezado por Evo Morales, escucharon del
Papa Francisco lo que querían oír: Estoy pensando
en el mar, diálogo, diálogo, dijo Jorge Mario Bergoglio. La exhortación papal fue interpretada
como una predisposición del Pontífice a servir de mediador en un diálogo bilateral
que conduzca a un acuerdo favorable a la obtención de riberas marítimas para
Bolivia, lo cual fue desmentido por el Vaticano. El recordatorio del Papa sobre
el tema del mar agitó el avispero diplomático entre las dos naciones
sudamericanas que mantienen solo vínculos consulares desde 1978, luego de que
Hugo Banzer rompiera relaciones con Chile de Pinochet. Las relaciones chileno
bolivianas, históricamente conflictivas, se ven enturbiadas en la actualidad
debido a que el 24 de abril de 2013, el gobierno de Bolivia inició ante la
Corte de Justicia de La Haya, la presentación de una demanda para solicitar a
Chile la negociación de una salida soberana al mar.
Una nota de
prensa del periódico digital chileno El Mostrador, señala al respecto: El
diplomático boliviano Andrés Guzmán, ex miembro de la Dirección Estratégica de
Reivindicación Marítima del gobierno boliviano manifiesta que "lo peor para ambas naciones, sería un
nuevo gobierno de derecha. La forma en que se ha llevado el conflicto, es la más
equivocada". El diplomático boliviano recalcó que la importancia de
una salida soberana al mar va más allá de cuestiones económicas y tiene
que ver con una necesidad de integración del pueblo boliviano. "El atraso y el desarrollo de Bolivia
no depende de una salida al mar, tampoco es por una cuestión de espacio ni
territorio, sino más bien por un derecho a la integración mundial de la que
Bolivia no es parte”, sostuvo.
La diplomacia
chilena cuestionó la competencia de la Corte de Justicia de La Haya para
pronunciarse sobre el conflicto. El
canciller Heraldo Muñoz, recordó que fue Bolivia quien rompió las relaciones con Chile
en 1978 y que, desde entonces, en diversas ocasiones se le ha ofrecido al
Gobierno de La Paz reestablecer el diálogo: "Han preferido, sin embargo,
la estrategia comunicacional del enfrentamiento y la hostilidad hacia Chile,
porque ese es parte de su visión política. No vale la pena comentar las
agresiones verbales contra nuestro país y las autoridades"
Una historia
conflictiva
Así lo consigna
la crónica: En 1879, el dictador
boliviano Hilarión Daza estableció un impuesto de 10 centavos por quintal de
salitre exportados, en contra del tratado de 1874; que había sido declarado
nulo. Cuando las compañías de salitre chilenas rechazaron pagar, Daza
ordenó la expropiación y la subasta de estas compañías. En respuesta, Chile declaró
la frontera nula y reactivó su vieja reclamación que había heredado una
frontera de tierra con Perú usando el principio del uti possidetis. Además,
Chile desembarcó tropas en Antofagasta el día de la subasta (14 de febrero). En
respuesta, Bolivia declaró la guerra a Chile el 1 de marzo de 1879, aunque dada
la lejanía con el litoral, este acto fue improductivo; mientras el ejército
chileno, justificando sus movimientos por el estado de guerra, avanzó y ocupó
la costa boliviana. Cuando Chile ocupó Antofagasta, el Perú envió una misión de
arbitraje para mediar el conflicto, que fracasó. A su vez, Chile reclamó la
neutralidad del Perú. Ante su negativa, Chile declaró la guerra al Perú y a
Bolivia el 5 de abril de 1879. Chile derrotó a ambos países y anexó la costa
reclamada por Bolivia, acto que fue ratificado en 1904 por Bolivia. Dicho Tratado
de Paz y Amistad entre Chile y Bolivia, señalaba la cesión absoluta y perpetua
de los territorios bolivianos ocupados por Chile, correspondientes al antiguo departamento
del litoral, actual región de Antofagasta, lo que dejaba a Bolivia sin acceso
al océano Pacífico.
Salvador Allende,
en 1972 manifestó que “Chile tiene una centenaria
deuda con Bolivia y estamos dispuestos a emprender una solución histórica”.
La propia historia se encargó de desmentir esas buenas intenciones. El golpe de
Estado militar de 1973 acaecido en Chile, echó por tierra la posible solución marítima
para Bolivia en ese entonces.
Pretensión boliviana
La historia de
relaciones trágicas entre ambas naciones tiene altos y bajos. Chile ha
compensado en varias formas la falta de frontera marítima de Bolivia, facilitando
el uso de sus puertos para la salida de los productos bolivianos. En los años
setenta se llegó a un preliminar entendimiento
en base a la buena voluntad de las partes de ceder un corredor de 24 kilómetros
de largo por ocho de ancho con acceso marítimo. El Perú intervino convenciendo
a la nación boliviana de que no acepte y continúe con la reclamación de la
salida al mar por otros medios.
La crónica consigna
en estos términos estos hechos: Los
generales Augusto Pinochet y Hugo Banzer reestablecieron las relaciones
diplomáticas en 1975 e intentaron zanjar disputas territoriales. Las
negociaciones secretas se iniciaron en 1973. Ese año, Pinochet y Banzer se
reunieron en el pueblo fronterizo boliviano de Charaña. Allí Pinochet acordó
dar a Bolivia una pequeña franja de tierra entre la ciudad chilena de Arica y
la frontera con Perú…El presidente peruano, Francisco Morales Bermúdez, no
estuvo de acuerdo con la oferta de Charaña y en cambio redactó su propia
oferta, en la cual las tres naciones compartirían la administración del puerto
de Arica y el mar inmediatamente delante de él. Pinochet rechazó este acuerdo,
y Banzer rompió relaciones diplomáticas con Chile en 1978, manteniendo a partir
de esa fecha solamente relaciones consulares.
Chile y Bolivia deben
y pueden buscar un entendimiento favorable para ambas partes. Aquello no
significa desconocer tratados fronterizos que contradiga lo firmado por ambos países. El mar para Bolivia es una aspiración que
debe realizarse por la buena voluntad, como una concesión fraternal chilena
en base al espíritu latinoamericano. Nunca por la vía de contravenir el derecho
internacional, peor aún por una incitación al uso de la fuerza bélica. La insinuación
papal al diálogo entre las partes debe apuntar en ese sentido: un entendimiento
entre hermanos, mirando hacia el futuro. Es imperativo dejar que el pasado
aquiete las aguas de un mar de trances difíciles que desdicen la necesaria y
natural hermandad latinoamericana que deberá prevalecer entre Chile y Bolivia.
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