Por Leonardo Parrini
Cuando el novelista ingles Ian Fleming escribió la novela Casino Royale que narra las andanzas del
agente secreto James Bond, jamás
pensó que el prototipo del funcionario de una agencia de inteligencia podría
ser un traidor a sus jefes. Desde las inolvidables películas -basadas en los
textos de Fleming- donde el Agente OO7
del Servicio Secreto de Inteligencia Británico hace de las suyas, nos quedó la
convicción de que los espías eran tipos guapos, rodeados de sensuales mujeres,
portadores de armas sofisticadas y con misiones espectaculares de las que siempre
salían bien parados en el refinado mundo del espionaje internacional.
Ayer domingo cuando el diario británico The Guardian público el nombre del joven Edward Snowden, ex técnico
de la CIA y ex consultor de la Agencia Nacional de Inteligencia (NSA), el mito
del agente perfecto se me vino al
suelo. Pero al mismo tiempo asistí al nacimiento de un nuevo antihéroe: Edward
Snowen, joven ingeniero informático que, con 29 años de edad, ha puesto en
jaque al imperio de la inteligencia norteamericana. Snowden, en poder de
información clasificada, entregó sus archivos al diario The Guardian en los que se revelaron pormenores de las operaciones de
la NSA realizadas en actos de espionaje.
Snowden es la fuente utilizada por los diarios The Guardian y The
Washington Post, que han sacado a luz pública dos programas de espionaje
secreto que permiten consultar los registros de llamadas telefónicas en Estados Unidos y
extraer información de servidores de gigantes de Internet con el objetivo de
espiar a extranjeros sospechosos de terrorismo. La Agencia de Seguridad
Nacional de Estados Unidos, según The Guardian, lleva desde abril recopilando la información de las llamadas
telefónicas de los clientes de Verizon, una de las principales compañías
de telecomunicaciones del país.
Jaque al
imperio
The Guardian publicó que Snowden “trabajó durante cuatro años para
la NSA como empleado de varias compañías adjudicatarias de contratos de
defensa, la última de ellas Booz Allen Hamilton, desde la que tuvo acceso a la
información secreta”. El nuevo antihéroe de la filtración mundial lleva una
década vinculado con la inteligencia estadounidense, primero como ingeniero
informático de la CIA, basado en Ginebra, y después como consultor en varias
empresas externas de defensa que colaboran con la NSA. Hoy se ha convertido en
el ex empleado más buscado por sus ex jefes. No obstante, Snowden aseguró que
no se va a ocultar y que permitir que el Gobierno estadounidense intimide a su
pueblo con amenazas de represalias por revelar malas acciones, es lo opuesto al
interés público.
"Me sacrifico porque no puedo permitir que EE UU destruya la
privacidad y las libertades básicas", ha asegurado Snowden, mientras que
el Director Nacional de Inteligencia de EE.UU, Jamer Clapper, dijo que NSA ha pedido al Departamento de Justicia el
inicio de una investigación “para determinar el responsable o responsables de
las filtraciones y las consecuencias penales de estos hechos, que dijo afectan
seriamente a la lucha antiterrorista de EE.UU”. Snowden explicó que no se
arrepiente de haber filtrado la información clasificada de "alto
secreto", pero pedirá asilo “en cualquier país que crea en la libertad de expresión y se oponga a que la
privacidad global sea la víctima”
¿Qué está pasando con la seguridad en los EE.UU? Desde el 11S
sabemos que los sistemas de inteligencia americanos son vulnerables, como todo
mecanismo mercenario que trabaja por dinero y sin la convicción suficiente en
cada misión que emprende. Al menos, eso se desprende de los innumerables casos
de filtración de información que tienen lugar en las plataformas de los
archivos clasificados de las agencias de inteligencia norteamericanas. Snowden
dice “no haber hecho nada malo, mi
única motivación era informar a la gente, y lo que he hecho es por
ellos”, James Bond, el célebre Agente OO7, seguro censuraría a Edward Snowden
que no trabaja rodeado de mujeres, no porta armas y no ganaba sino sólo 200
mil dólares, como nuevo antihéroe de un sistema de espionaje, cuya candorosa
fragilidad pone en entredicho el siniestro poder del imperio.
Edward Snowden es muy guapo, a parte es inteligente
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