Por Leonardo Parrini
Salka Valka es una expresión que escuché cuando era niño con una resonancia poética que me acompañó
desde entonces -y para toda la vida- como un encantamiento. Algo así como
pronunciar la fórmula mágica que abre la entrada de grutas donde se ocultan
quién sabe qué misterios. Y de verdad que Salka Valka era el título que
abría la portada de un libro maravilloso del escritor islandés Halldór Laxness,
publicado por primera vez en 1931, que narra la historia de una mujer
excepcional.
El libro llegó a mis
manos en la adolescencia, sugerido por mi padre, y al momento de leer su título
recordé que había escuchado alguna vez a un profesor de literatura ese término
encantado, sin que la mención se concretara en la lectura del texto. Debieron
pasar algunos años para que ese reencuentro con la señal mágica de Salka Valka
se convirtiera en la fórmula para entrar al mundo complejo de la protagonista
de uno de los textos más celebrados del Premio Nobel islandés del año 1955. El
libro Salka Valka es un hito en la trayectoria de su autor, frontera que marca
el tránsito entre la obra juvenil y aquella de la madurez literaria de Laxness.
La novela originalmente fue un guión para una película que Laxness quiso hacer
en Los Ángeles, con un personaje protagónico que debía ser interpretado por
Greta Garbo en 1927. El destino del texto de Laxness fue otro: Salka Valka fue llevada posteriormente al cine, en diciembre
de 1954, bajo la dirección de Arna Mattson.
La historia de Salka
Valka transcurre en la Islandia de los años veinte al filo de los fiordos más
impresionantes del mundo, soberbios acantilados desde donde se domina el mar
del norte y la aurora boreal. La familia de Salka, una niña precoz, decide afincarse
en un pueblo de Islandia, Oseyri, por decisión de su madre Sigurlina. En el
avatar de una contrastada relación, ambas mujeres representan el contrapunto de
dos seres diferentes. Salka es fuerte y de aspecto imponente, motivo de
admiración de la gente del pueblo.
Salka, que trabaja administrando
una pequeña embarcación pesquera se cultiva, como diamante en bruto, leyendo
libros y forjando su espíritu de lucha contra la miseria material de su entorno.
En su trajinar la muchacha descubre y vive el amor con el joven Arnaldur, prototipo
del muchacho idealista que busca formar un sindicato de trabajadores contra viento y marea.
-¿No estamos para hablar de amor en absoluto en este momento?, se preguntó
Arnaldur
-Tengo que salir y
secar pescado, dijo
Salka
La pareja vive la relación
con la misma intensidad que el resto de circunstancias que rodean la vida de la
muchacha, desafiando los imposibles y venciendo los obstáculos, como quien domina
las corrientes adversas del destino.
...No sirve de nada llorar en este lugar, no hay nadie más para consolar que uno mismo. Yo he vivido en Oseyri ahora por más de sesenta años. Tal vez ustedes, los jóvenes serán capaces de convertirse en seres humanos, aunque nosotros los mayores no hemos tenido éxito.
Esa es la sentencia que
rodea la vida de Salka Valka. Una existencia signada por la soledad, la
compasión, la pobreza, la lujuria y el poder. En ese contexto forja su espíritu
libre esta mujer de nombre mágico, que vive como una prestidigitación del
destino, en posesión de una vitalidad que no tiene parangón. Ese rasgo de
convicción en sus propias fuerzas resulta energizante para la reivindicación de
la mujer. Sin embargo, mucha agua debió pasar bajo el puente hasta trastocar su
fatal destino de dominación.
Ahora que el rol protagónico
de la mujer en la sociedad implica la decisión de romper escollos, ganar
espacios y empoderarse ante el designio adverso del machismo, Salka Valka
emerge como un símbolo del carácter de la hembra luchadora y territorial que
sabe encontrar su lugar en el mundo y dominar su espacio ganado en dura lid. En
tiempos de liderazgos políticos femeninos con mujeres que advienen al poder
unipersonal en gobiernos y en la conducción colectiva de organismos
parlamentarios, la figura de Salka Valka sintetiza ese empoderamiento femenil
de un tipo de mujer que trasciende o se extingue con su especie.
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