Por Leonardo
Parrini
Lo que pasa en
Venezuela no es nuevo, es una historia que se repite como tragedia. Desde que la
revolución dejó de ser un síndrome de caos, instigado por unos cuantos
desadaptados, para convertirse en un nuevo orden social, con una lógica económica
y política marcada por la necesidad de estructurar una convivencia nacional distinta,
los grupos de poder tradicionales desplazados por el experimento revolucionario,
no descansan hasta ver derrumbado el nuevo orden.
La reacción a
los procesos revolucionarios siempre ha buscado desestabilizar a los regímenes populares,
apoyándose en las demandas de sectores gremiales o ciudadanos descontentos,
para luego orquestar asonadas de protesta callejera que incluye la violencia
organizada para provocar la respuesta represiva del régimen. Lo hicieron igualmente
en Chile, en 1972, cuando un paro del transporte pesado organizado por la oposición
y financiado por el gobierno de EE.UU, según informes del propio congreso
estadounidense, paralizó al país provocando desabastecimiento de productos que
no llegaron nunca a su destino durante dos meses. Continuó la protesta con manifestaciones de violencia callejera organizada por el grupo de extrema derecha
Patria y Libertad, y concluyó con el clima de caos social que acabó con el régimen
de Salvador Allende en el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Los hechos en la Venezuela de Maduro
Para dilucidar qué
pasa en el país llanero es necesario desentrañar algunas claves y plantear interrogantes para explicar por qué la escalada desestabilizadora que está
en marcha, responde a la presión de los grupos desplazados del poder por el movimiento
chavista. Partiendo de la hipótesis de que Venezuela se encuentra bajo el asedio
de la contrarrevolución, instigada desde los EEUU, e implementada en el
interior del país por una oposición ofuscada que utiliza el descontento de sectores
estudiantiles, estamos en presencia de una escalada que busca la caída del régimen
de Nicolás Maduro.
Las manifestaciones inician
el 4 de febrero en Táchira y Mérida, en protesta contra un intento de violación de una
joven universitaria. Los manifestante atacan
la residencia del Gobernador y cinco jóvenes son detenidos. Las federaciones
estudiantiles llaman a una marcha en la capital exigiendo la liberación de los
presos.
Los partidarios
del gobierno responden con una marcha en la que el grupo denominado Tupamaru,
abre fuego contra estudiantes y se inicia una batalla campal frente al Ministerio
Público, mientras la policía reprime a los manifestantes con gases. En la
jornada mueren Bassil Da Costa y Neyder Arellano. Otro joven, Robert Redman, cae
muerto de un disparo y Génesis Carmona, Miss Turismo Carabobo
2013, fallece víctima
de un balazo que recibe en la cabeza durante una marcha en
Valencia. A ello se suma la muerte del militante chavista, de 49 años, Juan
Montoya. El gobierno levanta la señal del canal NTN 24 que transmitía en vivo
los ataques contra los estudiantes, en tanto que en las redes sociales se limita
la circulación de imágenes de las protestas. Nicolás
Maduro, expulsa del país a tres diplomáticos
estadounidenses: Breeann Marie McCusker y Jeffrey Gordon Elsen, segundos secretarios de Embajada con
funciones de vicecónsul, y Kristofer
Lee Clark, acusados
de haber promovido a grupos violentos en la
universidad.
¿Quiénes están detrás
de las protestas? La oposición liderada por María Corina Macha, diputada
opositora y Leopoldo López, activista del partido Voluntad Popular, ha
planteado que las protestas están dentro del marco constitucional. Los opositores han
declarado que impulsarán la salida del Presidente Maduro, por una revocatoria,
cuando se cumplan tres años de su mandato. Mientras tanto, Maduro ha señalado la
posibilidad de un rompimiento del proceso democrático por sectores políticos que
quieren sacar provecho de las manifestaciones para provocar más violencia y
tumbar al Gobierno. Las protestas que fueron originalmente,
contra la inseguridad, hoy hacen hincapié en la inflación, escasez,
incertidumbre, mercado negro y apagones que han generado malestar en algunos
sectores. Venezuela tiene una de las tasas de homicidio más altas del mundo y
también registra la más alta inflación en la región que, en 2013, llegó al
56,2%.
El Presidente
Nicolás Maduro condenó los incidentes de la manifestación del miércoles y los
atribuyó a un levantamiento "nazifascista" que buscaba un golpe de
Estado. Los dirigentes del
partido Voluntad Popular dijeron que la orden de arresto contra el líder opositor, Leopoldo
López, "forma parte de un plan para criminalizar la protesta". El Presidente Maduro acusa a los
manifestantes de sembrar el caos para justificar un golpe de Estado, como
ocurrió en el 2002 durante el fugaz derrocamiento del presidente Chávez. Entre
el tira y afloja, en Venezuela continua en marcha una asonada con el propósito
de poner fin al mandato del sucesor de Hugo Chávez.
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