viernes, 24 de mayo de 2013

EL PAÍS DE RAFAEL

Por Leonardo Parrini 

Un coro de niños canta ¿Cómo será la patria que construimos con ese sacrificio y esa esperanza, cómo será la vida sin el martirio, como será la Patria sin la tristeza…? Y las mismas voces, al unísono, responden !Patria de revolución y de renacimiento! 

Una niña de capacidades especiales avanza por la alfombra roja que conduce hasta el presídium de la Asamblea Nacional del Ecuador. El rostro emocionado del Presidente Rafael Correa observa a la niña que sostiene en sus manos la Banda Presidencial. La Presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, toma la banda tricolor y la cruza en el pecho de Rafael Correa, que jura cumplir con el mandato popular para el que fue elegido hasta el 2017. El mandatario queda legalmente posesionado como el Presidente número 110 en la historia del Ecuador, para su tercer periodo presidencial. Una ovación de más de dos mil asistentes emocionados retumba en las paredes del edificio de la Asamblea Nacional ecuatoriana. Uno de los gestos metafóricos más potentes de la historia política ecuatoriana, acaba de concluir la soleada mañana quiteña del 24 de mayo de 2013. 

El Ecuador incluyente y revolucionario, pero por sobre todo ese país emblemático, está hoy pleno de señales que hablan de una nueva etapa histórica que busca dejar atrás el continuismo de quinientos años de colonialismo, doscientos años de capitalismo y un cuarto de siglo de neoliberalismo, para inaugurar lo que el discurso oficial proclama como la segunda independencia nacional.  

Una promesa llena de ambiciones populares y gubernamentales sostenida sobre los resultados de seis años de gobierno de Rafael Correa que lidera el cambio de época, está en marcha en el Ecuador que adoptó el camino de la revolución ciudadana. Los avances del régimen, en un proceso que ya cumple seis años, exhiben índices reveladores en aspectos económicos, políticos y sociales, destacándose una nueva realidad en las áreas de la salud, vialidad, vivienda, educación, inclusión política, apoyo al deporte, turismo y derechos humanos. Este avance se cristaliza bajo el paradigma del Sumak Kawsay o buen vivir, que supone igualdad de oportunidad, reducción de la brecha entre ricos y pobres, apoyo a los discapacitados, entre otros aspectos sociales, a través de un modelo de desarrollo solidario y sostenible. 

Según el informe presidencial a la nación, desde el año 2007 la economía del Ecuador creció en un 4.3%, porcentaje que se muestra por sobre el promedio de crecimiento de América Latina que es del 3.5%. La CEPAL ubica al Ecuador como el país que más reduce la desigualdad en el continente sudamericano, puesto que de acuerdo a la cifra oficial, entre el 2006 y el 2012 en el país un millón de personas dejó de ser pobre, mientras que la pobreza extrema se redujo de un 16% al 11%. El Ecuador, en el mismo periodo, ha destinado el15% del Producto Interno Bruto a inversión pública y el 9% a inversión social. Del PIB se destina solo un 12% al pago de la deuda externa, porcentaje más bajo de América Latina. 

En lo pertinente a las relaciones laborales, eje del desarrollo armónico del país que antes mostraba un elevado nivel de conflictividad, el Ecuador de hoy es un país con claros signos de justicia social. En ese propósito se puso fin a formas de explotación de la mano de obra como la tercerización, la contratación a tiempo parcial y el predomino del capital sobre el trabajo. 

La política exterior del régimen de Rafael Correa es una muestra de clara vocación soberana y autonomía en la toma de decisiones, frente a asuntos de proyección internacional. Al mismo tiempo, el área de relaciones exteriores ha mostrado un sentido incluyente al dar cabida a sectores sociales, antes nunca convocados, para la representación nacional en el exterior, como es el caso de los embajadores y funcionarios del servicio exterior indígenas.

Un capítulo importante del proceso revolucionario ecuatoriano es la significativa inclusión de la mujer en los procesos políticos y económicos. En la representación femenina de la Asamblea Nacional la mujer ostenta un 40% de dicha representatividad popular y ocupa roles de liderazgo del organismo legislativo. La juventud ha retomado un protagonismo en la política, con renovada fe en los procesos de participación organizacional y popular. La política ha sido sincerada por un discurso frontal, sin ambages, que hoy concibe su gestión como un acto de ennoblecimiento y dignificación humana que dejó atrás el viejo esquema de servilismo personal y caudillismo de la acción partidista. 

La voz del pueblo

Un sondeo de opinión realizado por la empresa Cedatos Gallup, estableció que el Presidente Rafael Correa inicia su tercer periodo presidencial con el 63% de aprobación social a su gestión. El mandatario ecuatoriano fue reelegido el 17 de febrero pasado con un 57% de los votos válidos, es decir, cinco millones de sufragios.    

Consultada la ciudadanía sobre los aspectos más relevantes del Gobierno de Rafael Correa, un 76%  aprueba la gestión del gobernante en materia de vialidad, luego de que el régimen transformó la infraestructura de carreteras del país en una red vial de primer orden. El 74% de los ciudadanos aprueba la gestión gubernamental en el área de la educación, actividad rescatada de viejos conflictos partidistas y gremiales que causaron grave perjuicio a los procesos educativos en el país. 

Un 68% de los encuestados aprueba la gestión del régimen en el sector vivienda y un 64% en el área de la salud donde el régimen exhibe contundentes logros en cobertura, calidad y atención médica. Un 55% aprueba la gestión gubernamental en la atención a los sectores más vulnerables y de escasos recursos económicos. Según el sondeo, las asignaturas pendientes del régimen son el manejo del desempleo y la corrupción, falta de creación de fuentes de trabajo y poner fin a la inseguridad ciudadana.

El gran desafío

“La revolución, aun no es suficiente” ha dicho el primer mandatario y este sentir coincide con algunos criterios que reclaman la profundización del proceso. La visión futura del país para el régimen de Rafael Correa está dada por el gran desafío de vencer la pobreza y desigualdad, alcanzar la democracia real, profundizar los derechos políticos y concentrar esfuerzos en el cumplimiento de grandes objetivos nacionales. 

En esta nueva tarea el régimen se ha propuesto emprender un nuevo rumbo económico con un cambio en la llamada matriz productiva del país. La gestión de la economía pondrá énfasis en el sector estratégico, con cambios concentrados en la matriz energética, la estructura petrolera, el desarrollo del área minera, las telecomunicaciones, la ciencia y tecnología con prioridad  en áreas como la química, metalúrgica, siderúrgica, refinación del cobre, y además incentivará la tecnificación de los agricultores. 

Se busca, estratégicamente, la “transformación de la matriz productiva mediante un proceso gradual de sustitución de importaciones y desarrollo de nuevos sectores que generen valor agregado, con incorporación del conocimiento y talento humanos”. En el período 2007-2011 un 88% del valor de sus exportaciones estuvo concentrado en productos primarios como el petróleo crudo, banano, café, camarón, cacao, madera, atún y flores, entre otros. El Ecuador depende en un 78% del petróleo, recurso natural no renovable cuyas reservas son limitadas. El cambio sugerido se orienta a “buscar energía más renovable y amigable con el ambiente e incrementar reserva petrolera, gas natural y minería para cambiar la matriz productiva”. Ese cambio implica asumir una nueva etapa basada en una economía del conocimiento como una herramienta para alcanzar el desarrollo económico y social.  

Este nuevo rumbo implica concebir los recursos energéticos como dinamizadores de una economía diversificada en donde la electricidad es clave como producto de exportación y fuente para el cambio de la matriz energética. Se trata, en definitiva, de migrar hacia una economía de industrias industrializantes que generen y desencadenen procesos productivos que permitirán “reducir el desempleo, generar puestos de trabajo de calidad, mas equidad y poner fin a la pobreza con un economía diversificadora y solidaria”. Pero si se encamina la economía hacia el énfasis en el conocimiento, se deberá tomar en cuenta el aporte de la academia -pública y privada- en la formación de cuadros técnicos capacitados para asumir las tareas propuestas. 

Los grandes desafíos del Ecuador de hoy, según el analista Hernán Reyes, consisten en “pensar en la sostenibilidad de los siguientes cuatro años” del régimen de Rafael Correa. Un desafío que entendemos como la necesidad de profundizar los procesos de participación política y control social para una efectiva consolidación de la democracia real. Se trata de generar y establecer mecanismos y condiciones para motivar la participación ciudadana, a través -si es necesario- de una reforma constitucional que optimice la ley de participación.  

En esa perspectiva la obtención de consensos mínimos regionales y nacionales, privados y públicos, -incluso- entre oposición y Gobierno, es esencial para aunar esfuerzos en el norte trazado por el régimen en el aspecto económico productivo, base de todo gesto de liberación política y unidad nacional, frente a los grandes intereses transnacionales. 

Entre las asignaturas pendientes del periodo presidencial que se inicia en Ecuador, la revolución agraria con la tecnificación del campo, redistribución de la propiedad, crédito para insumos y acceso a mercados sin intermediarios, ocupa un lugar primordial en la creación de un nuevo modelo económico sustentable. 

La revolución cultural es otra de las vertientes transformadoras que el Ecuador debe emprender. Una revolución que deberá impregnar al país de una energía creativa que le permita repensarse como nación para dejar de ser, definitivamente, el territorio feudal, neo colonial y neo liberal de antaño. 

No ser más el País de Manuelito, de cuatro gamonales, el territorio de la corrupción, el de las componendas. El absurdistan donde todo podía ocurrir dentro de la lógica de la apropiación ilícita. El país propiedad de los grandes recaderos de la oligarquía, el de los caciques locales y regionales, el país de demagogos y congresos convertidos en circo con leones y bufones. El país de pon y saca presidentes corruptos y traidores a la patria. El país de la viveza criolla, el país sin vocación de futuro, el que jugaba como nunca y perdía como siempre.    

El país de Rafael enfrenta la segunda independencia – según la define Juan Paz y Miño- como una liberación social frente a los sistemas de explotación y opresión y la liberación nacional en términos de soberanía y dignidad del Ecuador frente al mundo.

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