viernes, 17 de agosto de 2012

ECUADOR VALIENTE Y SOBERANO


Fotografía El Comercio
Por Leonardo Parrini

En tiempos de diplomacias acomodaticias y negociaciones oportunistas, en el plano internacional, la decisión del Gobierno ecuatoriano de conceder asilo diplomático a Julian Assange sorprende por su carácter soberano y valiente. Sorprende porque se supone no responde a un acto instintivo mucho menos improvisado, sino a un reflexivo análisis de las condiciones jurídicas e implicaciones políticas y económicas del caso. El Gobierno ecuatoriano optó por hacer prevalecer sus convicciones respecto del derecho de las personas a solicitar asilo y actuó en consecuencia con esos principios diplomáticos suscritos en convenios internacionales.

Assange, ahora protegido por el Gobierno ecuatoriano, es requerido ante la justicia sueca por supuestas faltas sexuales e investigado por los aparatos de inteligencia  norteamericanos  por difundir, a través de los Wikileaks, "mas de 250 mil documentos confidenciales en los que se revelaban secretos de la política exterior estadounidense” y un video donde se ve “cómo dos reporteros de la agencia Reuters morían bajo disparos de un helicóptero estadounidense en Iraq”

Las reacciones de las partes involucradas, en cambio, no sorprenden pues también han actuado coherentes con sus principios. Julian Assange, junto con agradecer al pueblo y presidente del Ecuador, al que calificó de “valiente nación independiente latinoamericana”, ha dicho que constituye una “victoria histórica”, pero que a partir de hoy “todo será más estresante”. Suecia acusó frontalmente al Ecuador, porque “ha detenido inaceptablemente el proceso judicial sueco y ha obstaculizado la cooperación judicial europea”. Inglaterra, por su parte, negó el salvoconducto a Assange para salir de territorio inglés y declaró, a través de su cancillería, que “no acepta el principio de asilo diplomático, que no hay razón legal para que concedan el salvoconducto y que esperan cumplir con sus “obligaciones en virtud de la Ley de Extradición”. Todo esto significa, como dijo Assange, que los problemas “recién han comenzado”.

La prensa ecuatoriana señala que con su decisión, “Ecuador se abrió un frente con 3 países”. Y se trata de tres potencias mundiales que ostentan la fuerza y la voluntad de emplearla, como ha demostrado su historia diplomática y militar. Por eso el gesto del Ecuador está colmado de dignidad y valentía, actitud que aflora en quien mantiene claras y firmes convicciones, lo que constituye, sin duda, una victoria moral de nuestro país frente a sí mismo y ante el mundo en medio de tempestuosas aguas diplomáticas.

William Shakespeare, el clásico autor inglés en su extraña novela, precisamente llamada La Tempestad, ve a los aborígenes precolombinos como calibanes o monstruos salvajes con cabeza de can, que en la interpretación del ensayista uruguayo Rodó significaba el mundo de los instintos. Hoy los ingleses - con similar mirada shakesperiana euro centrista -  deben estar pensado que en este rincón del mundo se enfrentan a instintivos seres exóticos de ultramar. Nada más alejado de la verdad.

Ecuador ha sostenido, definitivamente, una actitud soberana y valiente fundada en la razón y en la solidaridad, dos valores concernientes a los espíritus elevados de las naciones. Ciertamente, hoy por hoy, no basta con ser valiente, además hay que mostrar la decisión de pararse dignamente ante el mundo, sin prepotencias ni ufanos orgullos, con la serenidad que otorga la madurez, cualidades escasas de encontrar en muchos gobiernos. Todo aquello debe traducirse en una diplomacia inteligente y eficaz que recabe urgente apoyo internacional para enfrentar la eventual tempestad que se avizora.

1 comentario:

  1. Muy buen artículo, interesante analogía la de Shakespeare, felicitaciones

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