Por Leonardo
Parrini
Cuando a mis 13
años le dije a mi madre que quería ser periodista me clavó una mirada con el ceño
fruncido y dijo que no sea loco, que
mejor me haga médico, abogado o ingeniero. Claro, mamá se refería a profesiones
liberales, lucrativas y liberadas de riesgos. Yo no atendí sus argumentos y la vida dio
la razón a mamá. El periodismo es el oficio más peligroso del mundo, según la
historia reciente.
La noche que Ruben
Espinosa, periodista mexicano de 32 años, corresponsal freelancer de la revista Proceso
y la agencia Cuarto Oscuro, salió de la ciudad de Veracruz con destino a la capital
mexicana, “perseguido por gente sospechosa”, lo hizo oyendo las peticiones
familiares y afirmó: "Yo no confío en ninguna institución del Estado, no
confío en el gobierno, temo por mis compañeros, temo por mí". No transcurrió
mucho tiempo de esa declaración hasta el dia que fue encontrado su cadáver en un
inmueble de colonia Narvarte, un barrio de clase media en ciudad de México DF, junto
a cuatro mujeres que perdieron la vida como el fotoperiodista torturado y abaleado.
Espinosa se
había especializado en movimientos sociales y era activista contra las agresiones
a la prensa en Veracruz, condición que lo posicionó como un enemigo de las
mafias locales del narcotráfico, así como del propio Estado mexicano. En el mes
de junio había sido objeto de intimidación cuando tres sujetos “le tomaron
fotos de frente afuera de su casa y le hicieron señas con el dedo de que mejor
estuviese callado". En una entrevista el reportero definió a quienes lo
vigilaban como "tipos mal encarados que iban vestidos de negro”.
México lindo y
corrupto
La ciudad de
Veracruz, ubicada a 400 kilómetros de la capital, es un estado con fuerte presencia
del crimen organizado, liderado por el cartel paramilitar Los Zetas, y un “foco
rojo” de la libertad de expresión mexicana. En los últimos cuatro años han sido
exterminados 15 reporteros en la ciudad. No en vano México está señalado como
el sexto país del mundo con mayor número de periodistas asesinados “y el más mortífero
del continente americano”, con 100 reporteros muertos por crímenes desde el
2000, según estadísticas de Reporteros Sin Fronteras. La vulnerabilidad del país
hizo que los periodistas pidan protección a las autoridades para defenderse de
las narcomafias y de la corrupción policial; sin embargo, de 152 solicitudes el 60% no fueron atendidas como casos que requieren medidas de protección.
El riesgo de ejercer
el periodismo en México se hace extensivo a toda América Latina, continente que
representa el mayor peligro del mundo para el oficio de los comunicadores
puesto que en los últimos 20 años han sido asesinados 670 periodistas, según un
informe del foro organizado por IFEX-ALC (Alianza de América Latina y El Caribe
de IFEX) y la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), realizado en el 2013 en La
Paz, Bolivia. Las causas reales están asociadas a la corrupción política local y mafias
del narcotráfico en Salvador, Honduras y Guatemala que fueron evaluados como
países de alto riesgo.
Sociedad Interamericana de Prensa, organismo empresarial de la prensa continental, se pronuncia ambiguamente: "Ante la espiral de
violencia que padecen algunos de los países, es difícil distinguir si la razón
de los ataques contra periodistas (...) se debe a la actividad que desempeñan",
dijo Claudio Paolillo, encargado de libertad de expresión de la SIP. El
organismo pide "realizar investigaciones exhaustivas para esclarecer si
los crímenes estuvieron motivados por la actividad periodística”, dijo el presidente de la SIP, Gustavo Mohme,
en un comunicado. Resulta sintomático que la SIP dude de que se trata de crímenes
motivados por la actividad investigativa y de difusión que realizan los periodistas,
más aun cuando sus propias estadísticas son elocuentes. Entre 1987 y julio del
2015 han sido asesinados 455 periodistas y han desaparecido 25, según la SIP.
La lista la encabeza Colombia con 133, México con 124 y Brasil 54. Ecuador
registra 8 periodistas asesinados, EE.UU 7 casos, Uruguay 1 y Chile ninguno en
el periodo mencionado.
Un informe de la Federación Internacional de Periodistas
(FIP), señala que un total de 2.271 periodistas han sido asesinados en todo el mundo
mientras cubrían noticias en los últimos 20 años. La totalidad de los profesionales perdieron la vida en coberturas, investigaciones y actividades vinculadas directamente a su oficio de informar, opinar y denunciar los abusos de los poderes fácticos. Esto convierte al periodismo en un oficio evidentemente peligroso para los propios Estados que ven en la actividad un obstáculo para los abusos de poder. No obstante, la dignidad de la profesión y el compromiso asumido con los mejores valores sociales, su alto grado de especialización en diferentes campos, la convierten en una profesión apasionante. La próxima vez que un joven me diga que quiere ser
periodista le diré que está loco, que hay cien razones para no serlo y mil para
hacer de su vida el oficio más peligroso del mundo.
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